EDITORIAL
El lenguaje millonario y la falta de respeto a los números
A los dirigentes políticos de los tres últimos gobiernos les fascinaba utilizar un léxico millonario cuando se referían a proyectos de inversión social sin importarles el respeto a los números de esas altas operaciones financieras. Es común escuchar a los ministros expresarse con cifras millonarias y sin sonrojarse siquiera señalar que han asignado una partida millonaria para determinado proyecto que muchas veces no han pasado un estudio de factibilidad. Por ello es que comunidades enteras se las pasan esperando que cristalicen las promesas de caminos de producción, reparación de escuelas y construcción de Centros de Salud. Los personeros del gobierno deben ser más cautelosos cuando les toque emitir sobre el destino de fondos para un programa de inversión social que muchas veces no forma parte de las prioridades del Estado. La Administración debe comprender que cada vez que se posterga la construcción de una obra, aumenta la frustración y el desencanto contra el gobierno que pierde así credibilidad y eso se refleja en las encuestas que hacen periódicamente los medios de comunicación. El Gobierno también falla en establecer un orden prioridades, ya que mientras las desempleadas colonenses rumian sus amarguras por el desempleo en las inmediaciones de la Presidencia de la República, se hacen donativos de transporte e instrumentos musicales en la región de Azuero. El país es una encrucijada y la extrema pobreza no se reduce por la falta de voluntad que tiene algunos sectores de nuestra sociedad. El Gobierno parece no darse cuenta que todos los días hay manifestaciones de protestas y a ello hay que sumarle el acoso a que lo tienen sometido las enfermeras y docentes con las jubilaciones especiales. Pero este gobierno no sólo está obnubilado por el Fondo Fiduciario que es su gran meta y objetivo y distrae la atención de otros asuntos de gran importancia para el país. El país atraviesa una gran crisis y lo que gobiernan no se percatan de ello. La sonrisa palaciega puede transformarse en una gran mueca por el desprecio secular que han sentido los más pudientes hacia los sectores populares.
PUNTO CRITICO |
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