Tragedia aérea cobró 10 vidas
Antonio Pérez M.
Crítica en Línea
El jefe Consejo Nacional de Seguridad, Pablo Quintero Luna, confirmó ayer que la avioneta de Aeroperlas HP-1267, desaparecida desde el pasado viernes, y ocupada por 10 personas, entre ellos cuatro niños, sufrió un accidente sin que quedaran sobrevivientes. Sin embargo, por lo boscosa de la región, se prevé que la operación de rescate de los cadáveres demore un aproximado de cinco días, porque para movilizarse al área hay que viajar en lanchas por el río Pito. La operación de rescate de los restos humanos será realizada por unidades del SINAPROC, la Policía Nacional y el Servicio Aéreo; mientras que la investigación estará en manos de expertos de la Dirección de Aeronáutica Civil (DAC), quienes deberán determinar las causas de este lamentable accidente. El HP-1267 había despegado el viernes a las 8:46 de aeropuerto de Albrook y desapareció de los radares cuando viajaba a 7 mil 500 pies de altura y a 54 millas náuticas (unos 16 minutos) de su destino en Puerto Obaldía. La empresa Aeroperlas aseguró que la avioneta, que había sido adquirida hace cinco años, estaba en perfecto estado, pero que en todo caso le compete a la DAC efectuar las investigaciones del caso. En tanto, el director de la DAC, Jaime Fábrega destacó que en ningún momento se descartó la hipótesis de un accidente. Aunque, el fin de semana Fábrega dio declaraciones a televisoras locales, indicando que la posibilidad de un accidente era remota y se inclinaba por el secuestro de la aeronave. "Mientras el hombre ande en un vehículo fabricado por el hombre, está expuesto a un accidente, inclusive si esta caminando, porque puede resbalar hasta con una cáscara de naranja", añadió. Los familiares de los ocupantes de la nave, fueron los primeros en recibir la triste noticia, y -al no poder contener tanto dolor- hermanos, padres, abuelos y hasta bisabuelos de los fallecidos lloraban abrazados en los estacionamientos de Albrook, como para consolarse entre ellos mismos. "Ellos los sabían desde el primer día", dijo con lágrimas en los ojos, la señor Zunilda Torres, abuela de Bernardo Caraballo, de seis años, una de las víctimas de este lamentables accidente. Los familiares abandonaron las instalaciones del Aeropuerto de Albrook, con el dolor en sus rostros, después de cinco días de abrigar las esperanzas de poder abrazar a sus seres queridos. En la avioneta viajaban Claudio Fernández, piloto con 35 años de experiencia; Scarlet Martínez, de 20 años, egresada del Colegio Las Esclavas y luego de la Universidad de Orlando, y con 800 horas de vuelo. Tres de los cuatro niños fallecidos llevaban en sus equipajes, los uniformes de la escuela que nunca estrenaron, éstos fueron: Luz Erika Martínez, de 12 años, Elicedio Mendoza (7), y Bernardo Caraballo (6), los primeros en mención de origen Kuna Yala. Merit García (de 28 años) y su Kiana Morman García (12 años); el policía Calixto Mendoza (22 años y padre de Elicedio), así como los colombianos Jorge Ledys Franco y Orlando Díaz, figuran entre las víctimas. Luz Erika Martínez, era la primera vez que viajaba sola de Panamá a Puerto Obaldía, era la mayor de siete hermanos. La niña iba a cursar el quinto grado, en la escuela de Armila, había pasado las vacaciones con su madre y hermanos, dentro de su equipaje llevaba sus uniformes escolares. Elicedio Mendoza, el menor de seis hermanos, viajó a Panamá con su padre Calixto Mendoza, quien tenía tres meses de haberse graduado de la Policía. El pequeño Bernardo Caraballo, de tan sólo seis años, por poco no aborda la avioneta, y es que las reglas en la terminal especificaban que un niño tan pequeño no podía viajar sólo. El niño estaba pasando sus vacaciones con su abuela y bisabuelos, pero éstos no podían viajar a Puerto Obaldía por cuestiones de trabajo, sin embargo, les era urgente que el niño se dirigiera a este poblado, porque ya estaba matriculado en la escuela de allí, donde su madre tiene residencia e iba a cursar el primer grado. "Cuando estamos en el aeropuerto vimos a "Pepe" [así le llamaban a Melit García, otra víctima de la tragedia], y como somos casi familia, le pedimos que acompañara a Bernardo". Melit García, viajaba con su hija, Kiana Norman García, de cinco años, estas dos, tenía su residencia en la capital. El propósito del viaje, era ir a atender la abarrotería de su padre Julio García quien está hospitalizado en la capital. De los colombianos no se sabe el propósito de su viaje. Los familiares de ellos que llegaron al aeropuerto de Albrook, prefirieron pasar inadvertidos por las informaciones que se vertían de que ellos eran los presuntos secuestradores de la aeronave. Solo se alcanzó a escuchar unas breves palabras de la madre, de Jorge Ledys Franco: "Yo estoy sufriendo igual como cualquiera de las madres de los ocupantes de esta aeronave".
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