Los celulares pasan apagados la mayor parte del tiempo, pero en la noche salen de sus escondites y son puestos en tono vibrante, dijo Moreno.
A través de los custodios y policías es como llegan los artefactos de comunicación a la cárcel, aseguró el relator de esta historia.
Moreno -arrepentido de su falta- aseveró que los celulares decomisados en la requisa efectuadas por la Policía, después son revendidos a los otros presos. Es un negociado redondo.
No es necesario introducir las tarjetas de prepago a la cárcel, con que sólo dicten el código de la tarjeta por medio de una llamada, es suficiente.
En una celda viven alrededor de 8 enjuiciados o sin enjuiciar.
Cinco de los reos duermen en estructura parecidas a las camas y los otros tres pasan las hamacas de los barrotes de la ventana de la cárcel a la rejilla principal, y sus necesidades biológicas la hacen delante de todos.