El presidente de Ecuador, Lucio Gutiérrez, concluyó ayer una visita a Colombia, en la cual reafirmó su decisión de blindar la frontera contra los grupos armados irregulares y el narcotráfico, y controlar el paso de indocumentados, al advertir que los efectos del conflicto colombiano se desbordaron.
En el segundo día de su primera visita oficial a Colombia, Gutiérrez asistió a actos en la Corte Suprema de Justicia y la Universidad Militar, y en horas de la tarde intervendrá ante la plenaria del Congreso, donde será condecorado, para retornar por la noche a Quito.
El espinoso problema de la seguridad en la selvática frontera común y las consecuencias del Plan Colombia de lucha antidrogas concentraron la visita en la que, además, Gutiérrez trató con el presidente Alvaro Uribe la relación comercial bilateral en el marco de la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
"Mantenemos firme nuestro compromiso de cooperar en la lucha contra el narcotráfico y la delincuencia internacional. Seguiremos impulsando todas las medidas necesarias para detener el tráfico de armas, el suministro de municiones y la comercialización ilegal de químicos desde el Ecuador hacia Colombia", afirmó Gutiérrez.
Colombia y Ecuador comparten una frontera de 586 km en la selva amazónica, afectada por la acción de los grupos armados ilegales.
"Nuestra gran preocupación es que pueda pasar acá a Colombia armas que no son de (origen) nuestro sino que pueden estar en tránsito. La segunda preocupación, precursores que puedan servir al narcotráfico y en tercer lugar es fundamental para nosotros ejercer soberanía dentro de nuestro territorio", dijo.