Recomendaciones
El pescado fresco debe presentarse a la venta sobre superficies inclinadas para facilitar la eliminación de agua.
No debe recibir directamente los rayos del sol porque acelera la descomposición.
Debe mantenerse en refrigeración constante.
Los ojos del pescado deberán estar brillantes y no hundidos. Las agallas color rojo fuerte y sus laminillas separadas, largas y alineadas.
La piel debe ser brillante, lisa, y la carne apretada.
Su masa firme y elástica. Si la oprime con el dedo, después de unos segundos no debe quedar marca alguna.
El olor debe ser fresco, suave y moderado.
Las escamas deben ser brillantes y estar pegadas a la piel.
Cuando son mariscos de concha o caracol, sus tapas deben estar pegadas, señal de que son frescos.
Si todavía le quedan dudas, ponga el pescado en un recipiente con agua fría. Un pescado fresco se hunde; si flota no lo consuma.
Algunos vendedores realizan prácticas inadecuadas, como colocar papel mojado en la bandeja de la pesa, para reflejar mayor peso.
También hacen presión a la balanza con un dedo o la mano para que marque más peso.
Tenga en cuenta que esté visible el precio.
Algunas veces, para hacer ver que el pescado es fresco, colocan colorante en las agallas.