La Organización de Estados Americanos (OEA) se sumará a la mesa de diálogos de paz entre el gobierno colombiano y los paramilitares de extrema derecha a fin de evitar que colapse un proceso que se halla en su punto más crítico debido a las dificultades para verificar el cese de fuego.
La OEA, que envió una misión a Colombia el pasado 2 de febrero, ya no sólo realizará la labor de verificación del proceso para el que inicialmente fue convocado por el gobierno, sino que, por invitación de este mismo, acompañará las conversaciones, reveló este lunes el jefe de la delegación, el argentino Sergio Caramagna.
La participación del organismo en la mesa de los diálogos entre el alto comisionado de paz del gobierno, Luis Carlos Restrepo, y los máximos jefes paramilitares se da en momentos en el que el proceso enfrenta su peor crisis en 14 meses de negociaciones.
"Vamos a ayudar a un posible acuerdo, a que estos sectores vean que hay un actor internacional y que puede ayudarlos a tomar una decisión", dijo el diplomático, quien verificó el desarme de los "contras" (anti-sandinistas) en Nicaragua.
La resistencia de los paramilitares a concentrar las tropas para verificar el alto al fuego y los pedidos de extradición de Estados Unidos contra los líderes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Carlos Castaño y Salvatore Mancuso, tienen al plan de paz al borde del fracaso.
Por un lado, los paramilitares se niegan a concentrarse porque consideran que el gobierno no ha dado garantías de seguridad para ello, y por otro no están dispuestos a pagar un sólo día de cárcel porque se consideran víctimas del conflicto armado y niegan ser narcotraficantes.
"Si nosotros nos hubiéramos asustado en la primera crisis de los procesos centroamericanos nos hubiéramos ido a los dos días de ahí", dijo Caramagna.