La exigencia de esta adrenalina lleva a los jóvenes a que todo lo que no tenga una dosis de violencia les resulte aburrido, ya sea en los juegos electrónicos, deportes o en la música.
En este sentido, el sociólogo Raúl Leis considera que es muy diferente cuando la letra de una canción narra la crónica urbana, es decir, los hechos violentos que ocurren en determinada sociedad en contraposición al tipo de música que incite a la violencia.
La solución del problema para Leis es trabajar mancomunadamente con los compositores, regueseros, DJ y promotores, para cambiar el contenido violento de las canciones.
Pero también es consciente de que el factor económico juega un papel fundamental en este tipo de letras. "Como es lo que más se vende, entonces algunos promotores prefieren este tipo de letras violentas".