Los trabajadores dicen estar conscientes de la responsabilidad que implica esta actividad bananera en la cual han trabajado varias generaciones de familias.
Con el cierre y venta de la transnacional bananera, muchas dependencias que se tenían en el distrito de Barú, donde laboraban más de cinco mil personas, provocó una crisis que aún no se ha superado.
Los ciudadanos de este distrito emigraron a la cabecera de la provincia y a otras regiones del país, porque no tenían ninguna entrada económica, la tacita de oro se terminó.
Ahora tienen la confianza en que el proyecto de la refinería y el resurgimiento de COOSEMUPAR, después de ser liberada de los contratos de exclusividad, puedan dar la oportunidad de mejores días para la economía de este distrito.
EXPERIENCIA
Francisco Cedeño, un trabajador de Finca Níspero, alzó las manos al cielo cuando vio salir el último contenedor de esta finca, aunque recordó aquellos momentos de abundancia.
Sabe que las condiciones con esta empresa ya no son iguales, lo único que se debe tener presente es que los trabajadores tienen que demostrar su responsabilidad y experiencia para mantener la producción.
Barú espera mejores días y Chiriquí ansía seguir creciendo su economía con las exportaciones, por ser el granero del país.
La transnacional Chiquita estaba operando en Barú desde 1927, fueron 80 años de presencia en nuestro país.