El Tíbet puede volver a ser escenario de protestas y violencia si el Gobierno chino no relaja sus restricciones y permite el acceso de observadores extranjeros a la región, alertó ayer la organización no gubernamental de derechos humanos, Human Rights Watch (HRW).
"Recurrir al cierre del Tíbet no es sólo una constatación sobre la situación de la seguridad en la región, sino también una admisión del fracaso del Gobierno chino de solucionar protestas clave", señaló la directora de Asia de HRW, Sophie Richardson, a través de un comunicado.