El más caro recurso con que toda nación cuenta es el humano. De sus jóvenes depende el presente y el futuro del país y de los padres y los educadores depende qué clase de futuro y presente queremos. Corresponde a los padres en primera instancia la formación moral y de comportamientos apegados a los principios que rigen la sociedad, valores éticos, espirituales y cívicos que formen hombres y mujeres útiles y productivos tanto a la familia como a la sociedad.
En segunda instancia, como padres putativos, corresponde a los docentes la formación académica y didáctica de sus alumnos o discentes. Es por ello que el educador panameño ante el alarmante índice de fracasos que presenta la población estudiantil oficial del país debe concentrarse en inculcar con el ejemplo valores como la disciplina, la honestidad y la sinceridad. Educar es amar para poder exigir, es dar para poder exigir.
Las virtudes y los valores impiden que la familia y la sociedad colapse. Creando actitudes de rectitud con el ejemplo y una educación positiva; no se trata de imponer con autoritarismo la voluntad del docente ni del padre, se trata de educar mejor a hombres honestos con amor y buen humor. De acuerdo a San Juan Bosco, era mejor para un profesor o maestro procurarse hacerse amar antes que hacerse obedecer.
Con amor comprensivo, una fe Viva, Crítica en Línea y con una alegría sana, el docente puede cambiar a los más díscolos y rebeldes estudiantes y es por eso que cuando hablamos de vocación docente debemos entender que hablamos de sabios, de guía espirituales, de hombres apacibles y amorosos; se hace urgente enseñar la bondad y los valores con el ejemplo, tanto en el hogar como en el centro educativo, ya que así alejamos el espectro de la violencia, la inmoralidad y la deserción.
Hago un llamado a los docentes para que hagan honor a ese concepto de que todo ser humano tiene un deber divino para enseñar, formar y ayudar al prójimo; que no hagan eco a los docentes políticos que buscan desarticular la sociedad con huelgas que afectarán a toda la colectividad humilde de este país. Todos los docentes saben que los planes curriculares de la educación panameña son arcaicos, que no han dado el más mínimo de los resultados positivos y han hecho que más del 60% de la población estudiantil renuncie a sus formaciones y futuro.
Dejemos probar los nuevos planes, dejemos que los estudiantes sigan sus estrellas guías y sus talentos y virtudes, dejemos que los estudiantes sean reflexivos y analíticos y analicen el futuro que ellos quieran desarrollar.
