En busca de coincidencias a pesar de sus fuertes diferencias sobre la democracia, los presidentes George W. Bush, de Estados Unidos, y Vladimir Putin, de Rusia acordaron el jueves que multiplicarán los esfuerzos para impedir que armas nucleares lleguen a manos de terroristas, incluso a naciones soberanas como Irán y Corea del Norte.
``Coincidimos en que Irán no debe tener un arma nuclear. Vladimir así lo comprende, cosa que agradezco'', dijo Bush. ``Coincidimos en que Corea del Norte no debe poseer un arma nuclear''.
Mientras los gobernantes conversaban en un castillo con vista a la ciudad y al río Danubio, sus asesores firmaban un acuerdo diseñado para contrarrestar el terrorismo nuclear, en parte al restringir la disponibilidad de los misiles portátiles, capaces de derribar aeronaves.
``Acordamos acelerar nuestro trabajo para proteger a las armas y materiales nucleares en nuestros dos países y en todo el mundo'', dijo Bush.
Bush dijo que discutieron sus diferencias, pero enfatizaron que en el siglo XXI los países sólo tendrán prosperidad y seguridad si tienen democracia y libertad.
``No siempre coincidimos entre nosotros, y sin duda no hemos coincidido durante los últimos cuatro años'', dijo Bush, pero sostuvo que los puntos de acuerdo superan a las discrepancias.
Entre los temas prioritarios de discusión para Bush figuran sus preocupaciones por las medidas de Putin para consolidar su poder y atacar las libertades cívicas y de prensa. También lo alarman los intentos de Putin de ejercer influencia sobre las elecciones en Ucrania, vender armas a Sitia y mantener relaciones estrechas con Irán.
No estaba claro en principio si Estados Unidos expresó esas preocupaciones, y Bush también buscaba incrementar la cooperación bilateral en terrorismo, proliferación y energía.
Putin dijo que la proliferación armamentista, sobre todo en Irán y Corea del Norte, fue un tema crucial.
``Tenemos una opinión común en este aspecto y adoptamos un enfoque similar'', dijo Putin.
Los dos gobernantes se presentaron juntos, y sus respuestas a una pregunta sobre el retroceso de la democracia en Rusia puso de manifiesto cómo el tema eriza las susceptibilidades.