Las mascarillas deben aplicarse sobre la piel inmaculadamente limpia y de preferencia, después de la vaporización (aplicación de vapor al rostro).
Hay que aplicar una mascarilla cuando menos una vez al mes, pero es mejor, si la usas una vez a la semana, o cuando el cutis esté necesitado de un suplemento alimenticio, suavizante o refrescante.
La mascarilla, además de proporcionar nutrición a la piel, permite un periodo de relajamiento y tiene un efecto psicológico.