Una joven mujer de nombre Anabel Aranda Vargas, fue parte de un dramático hecho cuando perdió a su bebé tras permanecer 8 días, sin recibir atención adecuada de los médicos, en el Hospital Rafael Estévez, de la ciudad de Aguadulce, provincia de Coclé.
La mujer hizo llegar una carta al ministro de Salud, Camilo Alleyne, en donde le expone el caso y la mala calidad de los servicios médicos que se le ofrecen a las personas humildes en los hospitales públicos del país.
En la carta le indica que a pesar que quieren agotar todos los mecanismos legales para que se aclare si hubo o no negligencia médica, no cuentan con los recursos económicos disponibles para el pago de honorarios de abogados, le pide que investigue lo ocurrido y de haberse obrado de manera impropia, se hagan los correctivos para que no se repita.
HISTORIA DESGARRADORA
Aranda Vargas, reveló que por largos años había luchado para quedar embarazada, pero finalmente logró obtener la bendición de Dios dándole esta oportunidad, que a pesar de mantener un control continuo en clínicas privadas se le diagnóstico de alto riesgo. Esto era más crítico aun con un problema de articulación que ella enfrentaba.
La mujer tendría una niña que se llamaría Esperanza Isabel, en honor a la virgen de La Esperanza, patrona de todas las embarazadas. La fecha probable de parto era el 15 de enero del 2006.
La fecha establecida había sido superada en dos días, por lo cual el 17 de enero fueron a la clínica privada en donde le recomendaron hospitalización en el Hospital Rafael Estévez, para que fuera evaluada ella y su bebé.
Al ingresar al hospital aproximadamente a la una de la tarde, en la sala sólo fue atendida por los internos y el personal de enfermería, pero lo curioso que ese día no se apersonó ninguno de los médicos especialistas de los recomendados.
En la mañana del 18 se presentó una doctora, que no se identificó quien recomendó algunos exámenes y radiografías, lo cual sería peligroso para la criatura. Horas más tarde finalmente llegó el ginecólogo, quien no examinó el estado de la paciente, sino que se limitó a escuchar los informes de los internos.
Pasó otro día, el 19 en horas de la noche se presentó un reumatólogo, quien la evaluó por su problema de articulación. El viernes 20 de enero del 2006 en la mañana, el ginecólogo de la sala, luego de leer el informe de los internos, propone su salida, a la cual ella se opuso.
La embarazada sugirió que se quedaría y a un día de cumplir 41 semanas de gestación, prefiría que se le hiciera el control de monitoreo al bebé.
Ante esta decisión de ella, el doctor le expresó que si quería quedarse que lo hiciera, pero que el lunes (dos días después) se tomaría una decisión. En ningún momento los médicos internos, enfermeras, auxiliares y ginecólogos de la sala diagnosticaron que la niña estuviera mal.
El domingo 22 de enero, por indicaciones del médico de turno se le hace la primera inducción y a las dos horas se le trasladó a la sala de parto para un monitoreo. Luego del examen fue regresada a la sala y un médico interno al ver su inquietud por la bebé, le dijo que se tranqulizara que la niña estaba bien.
El 23 de enero a las 10: 00 a.m., al comprobarse que el medicamento de inducción no había hecho efecto se le colocó una segunda dosis, pero a las 12 mediodía se le indica que tenía que ingerir el almuerzo para bajar al monitoreo correspondiente.
Nuevamente en la sala de parto se hace en monitoreo y registran la breve presencia de ciertos descensos, que alertan al médico de labor y comunicó inmediatamente al ginecólogo de turno, quien impartió la orden de la cesárea.
FINAL LAMENTABLE
Fue preparada para la operación y a las 2: 00 p.m. cuando llegó a la sala de cirugía, el anestesiólogo le pregunta si había almorzado e inmediatamente llama al ginecólogo para preguntarle que si la cirugía era de urgencia por lo que acordaron ellos que la operación sería a las 6: 00 p.m. ( 4 horas después).
Al llegar a cirugía, la mujer se sentía débil y mientras que esperaban al médico que operaría que estaba en una clínica privada, se le hicieron varios exámenes y un palpo lo que demostró que había dilatado 6 centímetros. Estando allí monitorearon nuevamente y su frecuencia era débil.
Después de dos horas de operación fue despertada por un médico que le dice que su hija nació muerta.
