OPINION

CUARTILLAS
Cómplices

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Por Milcíades A. Ortiz Jr.
Catedrático

El humilde panameño tomó los cinco dólares que le dieron y fue a votar por el candidato que dio "el salve" del día. Vendió su sagrado voto -algo importante en Democracia, pues permite escoger los mandatarios-, por unos cuantos dólares. Otro amigo lo hizo por menos: Tres balboas. Y no faltó quien no recibió plata sino botellas de licor, o una bolsa de comida, hasta boletos para ir a parrandear.

Todos esos sujetos eran de la ciudad y sabían algo de política. Pero en el interior algunos cholos vendían el voto por presión. Tenían que votar por el hijo del patrón, o el compadre adinerado, etc.

En el maletero del auto estaba la caja con billetes de un dólar, botellas de ron y saquitos de arroz. El politiquero llegaba a la finca del amigo, reunía en fila a los peones y les compraba el voto. Los campesinos iban a la urna callados y votaban según le habían puesto en un pedazo de papel.

Vender el voto no es nada nuevo en Panamá ni en otras partes del mundo. He puesto ejemplos reales de compra de votos ocurridas en Panamá en diferentes épocas, en estos cincuenta años últimos, de gente humilde.

Pero también vende su voto el profesional que espera conseguir un buen puesto si gana el amigo; o el ricachón que sabe que si gana "su ficha" aumentará su fortuna con negociados.

He preguntado -por curiosidad periodística- a algunas personas humildes que vende su voto, sobre por qué hacen esto. Varios me han dicho que "los políticos todos son iguales, no se preocupan por los pobres. Así que algo de plata le saco a éste".

Otros alegan que votan por quien les dé algo (no importa quien gane), pues no conocen a nadie de los aspirantes a puestos políticos. He dicho antes que en Democracia el voto del ignorante tiene igual valor que el del genio. Esto puede significar "igualdad social", pero permite la manipulación electoral y el triunfo de los más "vivos" y no de los mejores.

Ahora que se habla tan mal de los políticos en general, y los legisladores en particular, debo decir que quienes votaron por ellos son cómplices de sus desatinos.

Conozco gente que sabe que tal o cual político es un chanchullero pero lo respalda, porque algo para su beneficio piensa lograr de él. Por eso no es de extrañar que no fueran reelectos algunos legisladores buenos, que se preocuparon por trabajar bien. Tampoco extraña que no alcancen la curul gente seria, con deseos de laborar por el bien de la patria.

Esto es un verdadero círculo vicioso que es difícil de acabar. Habría que crear conciencia en el votante, para que escoja los mejores candidatos y no los que le paguen, o los que quiera su partido.

Por eso hay mucha gente decente en Panamá que siente verdadera alegría por la política. Quisieran tener un puesto público para trabajar por la patria, pero no se atreven porque saben que tienen poco "chance" de ganar... y menos de trabajar bien la política. Después nos quejamos de los chanchullos que hacen los politiqueros, si muchos panameños son cómplices de su triunfo.

 

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