REFLECTOR
Cuando la biología pone la piel de gallina

EEUU
AFP

Desde hace tres meses, Michael West le cuenta a quien quiera escucharlo que no es un aprendiz de brujo. Pero no sirve para nada. La fabricación de un "embrión" compuesto de células humanas y de animales en el secreto de su laboratorio de Massachusetts sigue alimentando los miedos y las críticas.

La noticia cayó como una bomba en noviembre. Una semana antes, biólogos estadounidenses habían relatado detalladamente cómo por primera vez en su laboratorio, habían logrado cultivar exitosamente células humanas capaces de fabricar hasta todos los tipos de tejidos del cuerpo humano. Un adelanto considerable.

Una semana más tarde, una pequeña firma privada de biotecnología con sede en Worcester (Massachusetts), Advanced Cell Technology (ACT), anunciaba que había cultivado esas mismas células desde 1995. No a partir de embriones o de fetos muertos, sino clonando una célula humana y un óvulo de vaca. Las reacciones del público fueron muy violentas.

"Fuimos acusados de mezclar al hombre y a la vaca, de jugar a Frankestein, de cualquier cosa", se defendió Michael West. "Todo eso es ciencia-ficción, no-ciencia, y, créanlo o no, ¡somos científicos!", dijo.

El doctor West tomó las riendas de ACT hace sólo unos meses. Hoy, él mismo reconoce que quedó "estupefacto, sorprendido, choqueado" cuando se enteró de la existencia de estos trabajos preliminares que sus nuevos colaboradores mantenían en secreto.

"Consideré que había que hablar de esto, porque la cuestión de las clonaciones sensible y estos trabajos pueden dar la impresión de que la biotecnología trabaja a escondidas", continuó el investigador. "Por eso decidimos explicar lo que habíamos hecho", prosiguió.

La idea era simple. Privados por la ley de 1995 de "materia prima" para sus trabajos sobre las células embrionarias denominadas indiferenciadas, los investigadores de ACT decidieron fabricarla.

"Basta con tomar una célula adulta, clonarla con un óvulo de vaca para darle juventud y, luego, retirar las células de origen para obtener por ejemplo músculos", explicó uno de los investigadores de ACT, Jim Robl. El experimento no fue objeto de una publicación, como es la norma, pero el biólogo afirma haber extraído células humanas de origen.

Una afirmación que hace sonreír a muchos de sus colegas. "Estos trucos no irán muy lejos a raíz de la incompatibilidad que existe entre las especies, está llamado al fracaso", estimó John Gearhart, de la Universidad Johns Hopkins, de Baltimore. "No digo que eso no funcionará nunca pero eso seguramente no es una posibilidad por ahora", agregó.

Sobre todo, y más allá del debate científico, los trabajos del ACT pusieron la piel de gallina al gran público. Algunos incluso hablaron de la creación del minotauro, ese monstruo mitológico con cabeza de hombre y cuerpo de toro. Al punto que el presidente Bill Clinton pidió con urgencia a su comisión de ética que estudiara las consecuencias de este experimento.

"No estoy especialmente empapado en todo esto", confesó uno de los miembros de la comisión, Tom Murray, de la Universidad Case Western de Cleveland. "No sabemos verdaderamente lo que son las construcciones (...) Nos dicen que los genes del núcleo humano se imponen con el tiempo al óvulo bovino, no estoy seguro", agregó. "Los problemas éticos son considerables".

Michael West esperaba esta reacción. Pero pasada la tormenta, se congratula. "Nuestro trabajo ha sido desnaturalizado pero eso permitió iniciar el debate, discutir", dijo. Los trabajos sobre estos embriones híbridos han sido retomados y el investigador espera probar dentro de poco el beneficio que la medicina podría extraer de ellos.

"La perspectiva de poder rejuvenecer una célula envejecida es simplemente fascinante", señaló. "El trabajo será largo, costará caro y necesita avanzar con prudencia en el plan ético, pero -estoy persuadido- la clonación ayudará mucho a la medicina".

 

 

 

 

 

 



 

La noticia cayó como una bomba en noviembre. Una semana antes, biólogos estadounidenses habían relatado detalladamente cómo por primera vez en su laboratorio, habían logrado cultivar exitosamente células humanas capaces de fabricar hasta todos los tipos de tejidos del cuerpo humano. Un adelanto considerable.

 

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