PUESTA EN ESCENA
Un teatro más maduro

Aurelio Paredes

Para que este movimiento, que consolida su arranque allá por los años 60, acceda a formas de madurez, debe recorrer, en las tres décadas que nos separan, el camino de una triple exigencia : 1) la maduración estética del instrumento teatral ; 2) La recuperación de un público perdido ; 3) El surgimiento del nuevo autor nacional. A partir de un núcleo de actores con carreras ya desarrolladas aunque a medio tiempo, como Rafael Chatroux, Lucho Tapia, Anita Villalaz, Haydee Dubarry, Daniel Guigui, Lydia Beatriz López, Ramón García de Paredes, Harry y Eneida Valdés.

Otro fundamento de su maduración consistió en la fundación de la Escuela de Declamación que en cierta forma daba ramazos de actuación y donde la eximia artista Anita Villalaz dió los primeros pincelazos a los que venían a ofertar, creando un núcleo de actores jóvenes que en años posteriores mostraron sus garras. Ante la imposibilidad económica de contratar directores o maestros formados en el extranjero y la imposibilidad práctica de prepararse primero y luego montar los espectáculos, hubo que hacer todo a la vez : maestros, actores y espectáculo, sobre la marcha.

Esto llevó a que los largos períodos de preparación y los costos de las salas que había que arrendar, hicieron muy esporádicos las presentaciones donde se ensayaba tres y cuatro meses, para hacer la obra tres o cuatro veces. De esta manera, toda la experimentación y busca que exige un montaje, debía ser realizado de apuro, en las dos o tres horas que otorgaba un escenario arrendado ; y toda la experiencia que el actor recoge a lo largo de las treinta, cincuenta o cine noches en que presenta al público su personaje, quedaba reducido a una o dos oportunidades.

El teatro independiente inició su avanzada con la inauguración de nuevas talas ; las de calle cuarenta y cuatro, teatro universitario y alguna que otra escondida por ahí.

Estas le permitieron el ensayo y la investigación en el lugar mismo de la representación y la repetición de las mismas, tantas como la presencia del público le exigiera.

Esto llevó a los directores, actores y técnicos del teatro independiente a un ritmo casi profesional, lo que permitió posteriormente, que muchos de sus elementos pasaran a los grupos que habían hincado modestamente sus raíces en las costumbres del panameño.

Teatro Experimental del padre Ramón María Condomines, Cooperativa Artístico Teatral Istmeña (CATI) y el grupo de Daniel Guigi agregándose el Teatro Taller Universitario del DEXA y el Teatro Universitario de José Díaz.

Esto quedó demostrado con fuerza al recibir el concepto de que el teatro es una actividad al servicio del texto y no de divos, la hegemonía del director como coordinador y promotor de todos los rubros del espectáculo, la presencia de una crítica exigente, un teatro con origen y finalidad sociales y culturales y no comerciales. La presencia de estos factores hizo de las actividades teatrales una de las más altas manifestaciones de la cultura nacional, el en curso de esos años (60-70). En cuanto al público teatral, hubo que emprender un trabajo de recuperación.

Un pequeño sector, que todavía permanecía adicto a estas manifestaciones, concurría a ver las pocas compañías extranjeras que llegaban (Manolo Sabatini, Manolo Fábregas, Pepita Serrador, Alejandro Ulloa) quienes miraban con escepticismo los primeros intentos nacionales de este período, los que a finales de los sesenta llegaron a estabilizarse pero acomodando un sector del público con afición a las comedias ligeras que aún hoy, florecen con mucho abono verde para sus gestores.

No es mala pero si ha creado un virus que se mueve pesadamente sobre promociones escénicas de más peso y con cargados mensajes intelectuales o de propuestas "serias". Un espectáculo teatral nace en el texto, pero el autor para escribir ese texto tiene que haberse incorporado previamente las formas de representación a través de las cuales todo texto se vierte.

De ahí que el conocimiento previo de la técnica escénica haga de los autores la última batalla de todo movimiento teatral. Aquí surge la justificación por el contacto con el público y por la no menos atractiva idea del "bolsillo lleno".

Dicen los detractores que destruyen la placidez del creador, al romper una temática artificiosa sustituyendo el halago fácil por el juicio severo. Pero a este climax tenemos que llegarle con la visión real de lo que vemos en la televisión y consumimos de la televisión, el momento actual, donde los problemas nos agobian y nos aprietan a ricos y pobres.

En este renglón podemos señalar a un joven emprendedor, dinámico, creativo y con conocimiento, Daniel Gómez.

 

 

 

 

 

 


 

Dicen los detractores que destruyen la placidez del creador, al romper una temática artificiosa sustituyendo el halago fácil por el juicio severo. Pero a este climax tenemos que llegarle con la visión real de lo que vemos en la televisión y consumimos de la televisión, el momento actual, donde los problemas nos agobian y nos aprietan a ricos y pobres.

 

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