EDITORIAL
Moderar críticas y manejos canaleros
El Canal de Panamá
constituye obra de ingeniería de asombro, considerada Octava Maravilla
del Mundo; excavada en la cintura ístmica panameña en virtud
del esfuerzo y ciencia de miles de hombres decididos; venidos de las cuatro
latitudes de la Tierra, cuya inauguración cambió el rumbo
comercial, financiero y cultural de Occidente.
La obra, concluida en 1914; abierta al trasiego internacional en 1918,
ha servido para asentar el poderío norteamericano al consolidar su
hegemonía mundial, a la par que ha elevado el desarrollo panameño,
con valiosos avances sanitarios, económicos y sociales, de importancia
indiscutible.
Ahora, en virtud de las luchas históricas de los panameños
y los oportunos respaldos mundiales, se alcanza la reversión de la
obra, sus instalaciones y tierras concedidas que materializará la
entrega el mediodía del último día de 1999; momento
en el cual descenderá la enseña norteña, se entregarán
los títulos de la corporación que actualmente maneja el Canal,
y se transferirán las llaves que encienden los sistemas operativos.
El evento de transición canalera reclama mantener en funcionamiento,
con eficiente celo, las labores intermares; de manera que el cambio resulte
imperceptible, sin alteraciones sensitivas, sin trastornos, ni demoras censurables;
realidad operativa que impone a los panameños ofertar comportamientos
patrióticos, de respetuosa identificación con la continuidad
del servicio; con voluntad y renunciamientos si fueren necesarios, impidiendo
que conductas equívocas, de dispendio, malversación, abuso
y aprovechamientos indebidos enraícen en los quehaceres laborales
y administrativos.
Por ello, cuando el gremio sensitivo de los pilotos canaleros ofertan
denuncias en foros y conferencias extranjeras y señalan en ellas
eventuales riesgos y perjuicios que pudieran materializarse y afectar con
dureza la confiabilidad y seguridad de la vía, corresponde a las
autoridades nacionales con prontitud esclarecerlas, sin suficiencias, superando
indiferencias inconducentes.
De la misma manera que la colectividad espera que el reto canalero,
el compromiso soberanista del Canal panameño, se traduzca en cornucopia
para repartir progreso, crecimiento y avance en los derroteros panameños;
confía en que los dirigentes gremiales, los partidarios políticos
y las autoridades nacionales actuarán con sereno ánimo, con
miras en los mejores intereses y destinos de la patria, superando pequeñeces,
eliminando egoísmos, cancelando fricciones, de manera que se materialice
el sueño libertario de las generaciones que dieron sangre, sudor,
lágrimas por recobrar la geografía y manejar nuestro transístmico
excedentario.


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