Las empresas hidroeléctricas y los proyectos mineros son motores de desarrollo regional y unas de las vías que permite a los países impactar de manera favorable en las áreas de pobreza extrema, sin que el estado deba pagar un alto costo económico. Las hidroeléctricas son favorables para las regiones donde son construidas porque permiten conservar las cuencas fluviales y logran minimizar los pagos por los servicios de conservación ambiental, en beneficio de los campesinos que logran superar las actividades de subsistencia para dedicarse a la comercialización de sus cultivos.
La minería por su parte, también se encuentra respaldada por iniciativas de conservación forestal y por el uso de tecnología que permita la protección de los suelos. El desarrollo que lleva a las diversas comunidades puede ser mantenido con megaproyectos turísticos.
Debemos tener presente que la construcción de estructuras para aprovechar la energía hidráulica se torna de vital importancia ante el alza de los precios del petróleo. Además permite atender con eficiencia y en afinidad con el ambiente, el crecimiento de la población y de determinadas zonas del país. No estimular esta actividad podría representar un suicidio socioeconómico.
La explotación minera y la del petróleo comparten una misión de trascendencia porque ambas pretenden obtener beneficios de productos que son requeridos por todos los países. En este sentido, son parecidas al Canal de Panamá, de cuya actividad se beneficia todo el mundo.
Ambas iniciativas son generadoras de riqueza, de una mejor calidad de vida y un desarrollo que puede aspirar a la equidad, siempre y cuando se lleven a cabo de manera eficiente y con transparencia.
En el pasado, las compañías bananeras eran el punto de donde partía el desarrollo. Construyeron escuelas, hospitales, casas, suministraron los servicios públicos de agua y electricidad. Después llegó la época de la soberanía y la intervención de la iniciativa local en la explotación de los recursos.
Un ejemplo de lo anterior es Petaquilla, cuya presencia en Penonomé, provincia de Coclé ha promovido el incremento del intercambio comercial, como resultado del movimiento económico que se da cada semana, quincena o mes con el pago de los salarios a los trabajadores del proyecto.
El impacto ha sido tan evidente que la otrora ciudad de los abogados y los burócratas se ha convertido en un centro industrial, donde la pequeña empresa ha comenzado a mostrar un crecimiento importante. Petaquilla ha logrado que gente de esa ciudad encuentre oportunidades en su propio entorno.