EDITORIAL
Desafortunadas declaraciones
Las desafortunadas declaraciones del presidente encargado del Partido Arnulfista, Germ�n Vergara, flaco favor le hacen a la mandataria Mireya Elisa Moscoso Rodr�guez. Atacar a la Iglesia Cat�lica y amenazar con destituir a los funcionarios que hablen mal de la jefa del Ejecutivo, constituye una metida de pata, del hombre encargado de dirigir al principal partido del oficialismo. La Iglesia Cat�lica representa una de las instituciones de mayor prestigio en el mundo e insinuar que �sta recibe donaciones de origen dudoso, constituye un irrespeto para la religi�n que profesa la mayor�a de los paname�os. Hay pol�ticos que no piensan en las consecuencias de sus expresiones o actos y cuando ven una grabadora o micr�fono al frente disparan su veneno sin meditar a qui�nes alcanzan en su af�n de protagonismo. Vergara debe recordar que una de las situaciones que m�s contribuy� a la erosi�n del r�gimen norieguista fueron sus ataques a los prelados de la Iglesia Cat�lica. Su ataque es hasta inconsecuente con la posici�n del gobierno del que forma parte, cuya m�xima dirigente se reuni� hace poco con la Conferencia Episcopal Paname�a y coincidieron en la necesidad de realizar urgentes esfuerzos para aliviar el nivel de pobreza que afecta a los paname�os. Como si no fuera suficiente su cuestionamiento a la Iglesia, el l�der de los arnulfistas vocifer� contra los servidores p�blicos, advirti�ndoles que perder�n sus empleos si hablan mal de la jefa del Ejecutivo. Los pol�ticos deben entender que vivimos en una democracia, donde existe libertad de expresi�n, la cual sin duda debe ser ejercida con responsabilidad y respeto. El derecho a la cr�tica respetuosa hacia los mandatarios no debe ser cercenado con amenazas de dirigentes pol�ticos transitorios, que en vez de ayudar al presidente o presidenta de turno, lo perjudican y le ganan enemigos gratuitos. Todos los paname�os debemos respeto a la mandataria, pero no se puede coartar el derecho a la cr�tica constructiva. La permanencia en un cargo p�blico debe depender m�s que de lealtades pol�ticas al buen desempe�o, eficiencia y honradez en el ejercicio del mismo. Por eso el jal�n de orejas que le dio la propia presidenta Mireya Moscoso a su copartidario Germ�n Vergara fue oportuno. Este debe pedir excusas p�blicas a la Iglesia y poner en cuarentena su lengua, ya que en vez de apoyar la gesti�n de la mandataria, le ha creado un tremendo problema al gobierno con la opini�n p�blica.
PUNTO CRITICO |
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