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Con la designación de los nuevos ministros, viceministros y directores de entidades, surge el detalle de que muchos son jóvenes. Con la participación de muchachos desde el equipo anterior de gobierno, el Gabinete queda evidentemente integrado por gente de corta edad, si se compara con la norma en el país.
Si le quitamos el lastre de la política partidista, y los pésimos antecedentes de este y los anteriores gobiernos, lo que queda es un grupo de jóvenes profesionales que son una promesa.
Lastimosamente el grueso de la ciudadanía, principalmente los viejos políticos y observadores, consideran que el cambio será ineficaz. ¿Será porque no se confía en los jóvenes? ¿O será porque no se confía en los políticos y punto, mucho menos si se trata de jovenzuelos sin experiencia administrativa?
Aún así, los jóvenes siguen siendo la esperanza del país. En ellos se verán reflejados tarde o temprano los valores que se sembraron la pasada y esta generación.
Entonces resulta un dilema el asunto de ver a tanto joven hoy en los puestos rectores del país, pues es una oportunidad hermosa para la sangre nueva, pero en un contexto funesto y ensombrecido por la política. |
