Algunos piensan aquí que el gobierno hace lo que le da la gana y no toma en cuenta la opinión ciudadana. A veces eso puede ser cierto. Siendo honrado, hay que aceptar que una comunidad organizada puede presionan al gobierno y conseguir detener acciones que consideran negativas.
En las últimas semanas hemos visto cómo el gobierno tuvo que dejar a un lado la "cantaleta" de "la libre empresa", respecto al precio de la gasolina y el diesel.
Muchos presionaron ante la opinión pública, pidiendo que el gobierno regulara los precios del combustible.
Así se acabaría el relajo de algunas estaciones de venta. Ponían el precio que les daba la gana, casi siempre por arriba del "sugerido" por el gobierno.
Ahora Ud. sabe qué precio va a encontrar. No tiene que andar "de arriba abajo" buscando unos centavos de economía por galón, como sugerían funcionarios del gobierno.
Desde hace meses existen movimientos y hasta "cabildos abiertos" en ciertas comunidades, para evitar que las nuevas construcciones disminuyan la calidad de vida.
Y ante los intereses creados por las constructoras, hay ejemplos de barrios donde sus moradores han controlado estas construcciones perjudiciales para el ambiente comunitario. Bella Vista es ejemplo de esto.
Empresas cementeras se han encontrado con la negativa de comunidades que temen sufrir contaminación.
Algo parecido surgió con las torres de los celulares. Aunque se hayan mencionado estudios de técnicos muy serios, varias comunidades lograron detener la construcción de ellas, aunque sea, temporalmente.
En los últimos días hemos visto otro ejemplo del poder de la opinión pública organizada en Panamá.
Allí tenemos la campaña de meses que se hizo contra el proyecto de ley sobre la salud sexual y reproductiva.
Unos a favor y otros en contra, con gritos y manotazos algunas veces, se logró detener la aprobación del discutido proyecto.
También hay que mencionar acciones comunitarias contra la existencia de lugares de bebida y jolgorio. Lo que hacen es dañar la tranquilidad de comunidades que antes eran pacíficas y tranquilas.
Para que la opinión pública de los panameños se haga sentir, esta debe ser organizada. Además, sobre todo, debe tener razón, con argumentos científicos, éticos y morales, nada de politiquería.
Pero los ejemplos frecuentes de este fenómeno, son los cierres de calles. Comunidades cansadas de vivir con malas calles o sin agua, se atreven a perjudicar a terceros y trancan la circulación de vehículos. Todo vale, por lo visto...
