Por mucho que se trate de alguien de nuestra "entera confianza", presentarse a un banco a llenar papeles que lo comprometen a uno a pagar la deuda de otro se siente en la mayoría de los casos como firmar la propia sentencia de muerte económica.
Hay dos tipos de personas que sí están dispuestos a ser fiadores: Los congos y los que en verdad son buena gente y quieren ayudar.
Los primeros saben que hay personas que les gusta engrampar y "pacatán" le hacen el favor. Los segundos" son los que nunca niegan ayudar a sus familiares o amigos de verdad. Aquí los que fallan son los que piden prestado.
No se sienta mal si le hemos llamado congo. Eso no es nada comparado con lo que le han hecho a usted estas personas irresponsables que merecen calificativos repugnantes que en verdad describan su insensatez manifiesta.
Estimado señor o señora, si usted le pidió el favor a alguien para que sirviera de fiador, ya sea para una casa o un préstamo y quedó sin trabajo, lo primero que debe hacer es guardar algo en el banco para pagar su deuda de a poco o notificarle al fiador que ha quedado cesante, pero que usted se responsabilizará de todo.
No haga como aquellos que quedan sin empleo y luego se pierden por años para que después caigan aquellas personas de buen corazón y se les obligue a pagar una deuda acumulada.
Las empresas que prestan también deben agotar los últimos esfuerzos para cobrar al deudor. Lo que ocurre aquí es que hacen lo más fácil. Como ya la persona no tiene empleo, buscan de una vez al fiador que sí está empleado para meterle el descuento directo.
¿Qué haría si una persona me pide que fuera su fiador? Como están las cosas, estimado amigo (a), lo mejor es no ayudar porque podría pagar miles de dólares que usted ni siquiera llegó a ver.