HISTORIA

DE LAS INDIAS III

Capítulo LV (De la entrada de Pedrarias Dávila en el Darién y de lo que mandó)

Llegado Pedrarias y su flota al puerto del Darién, que distaba del pueblo creo que media legua, envió luego Pedrarias un criado suyo, antes que ninguno de las naos saliese, a hacer saber a Vasco Núñez cómo era llegado con su flota al puerto.

Tenía Vasco Núñez entonces consigo en el Darién 450 hombres o poco menos, y , cierto, valían harto más por estar en tan grandes trabajos curtidos, que los 1.200 o 1.500 que Pedrarias traía. Llegado el criado de Pedrarias al pueblo, preguntó por Vasco Núñez, dijéronle :“veislo allí”el cual estaba mirando y ayudando a los que tenía por esclavos, que le hacían o cubrían de paja la casa, vestido de una camisa de algodón o de angeo sobre otra de lienzo y calzado de unos alpargates los pies y en las piernas unos zaragüelles.

El hombre quedó espantado de ser aquel Vasco Núñez , de quien tantas hazañas y riquezas se decían en Castilla, creyendo que lo había de hallar en algún trono de majestad puesto; llegóse a él diciendo: “Señor, Pedrarias ha llegado a esta hora al puerto con su flota, que viene por gobernador de esta tierra”. Respondió Vasco Núñez que le dijese de su parte que fuese muy bien venido y que se holgaba mucho (y Dios lo sabe) de su venida , y que él y todos los de aquel pueblo, que estaban en servicio del rey, estaban presto para recibirle y servirle.

Oídas las nuevas por todo el pueblo , de haber llegado al puerto con tanta flota y armada, no hubo poco bullicio y pláticas en corrillos entre todos ellos; trataron cómo sería mejor recibirle, o saliendo con armas, como cuando andaban armados por los indios, o como pueblo, sin ellas. Cerca de lo cual hubo diversos pareceres, pero Vasco Núñez siguió el más seguro y que menos podía causar sospecha, y así lo salieron a recibir todos sin armas y como estaban en sus casas , media legua.Pedrarias, como hombre no descuidado, entendido en las guerras, ordenó su gente no del todo confiado que Vasco Núñez con buen ánimo le recibiese ni los que con él eran; llegados adonde Pedrarias venía con su mujer Doña Isabel de Bobadilla de la mano, Vasco Núñez, con buenas palabras, se ofreció en nombre suyo y de todos , como gobernador del rey, a obedecerle siempre y servirle.

Fuéronse todos juntos al pueblo con exterior regocijo, y Dios sabe si les sobraba a los que estaban la interior alegría; repartiéronse los que con Pedrarias venían que, como se dijo, eran 1.200, por las casas que eran todas de paja, de los que allí estaban, que eran poco más de 400.

Los que estaban proveían de pan de maíz y del cazabe, de raíces y frutas de la tierra, de agua del río, y del servicio de los indios que por esclavos tenían, habidos con la justicia que arriba se ha referido; Pedrarias mandaba proveer a cada uno de ración de tocinos y carnes y pescados salados y algún bizcocho y otras cosas comestibles de bastimentos que el rey mandó, para la armada y gente della, que se trajese de Castilla.

Luego, otro día después de llegados y aposentados todos, comenzó Pedrarias a inquirir e informarse de los que en la tierra estaban si eran verdad las grandezas que Vasco Núñez había escrito al rey de la mar del Sur y de las perlas de las islas della y de las minas ricas de oro y de todo lo demás; lo cual todo halló ser así como Vasco Núñez lo había escrito, sino que el pescar del oro con redes, que no Vasco Núñez sino la fingida fama o de Colmenares o de otros había publicado y la vanidad y codicia de Castilla tenía creído, halló no ser así.

(La gente toda recién venida no se descuidaba de preguntar dónde y cómo el oro con redes se pescaba y, según yo creo, comenzó desde luego a desmayar como no veía las redes y aparejos con que se pescaba, ni hablar o tratar dello a cada paso; y así fue que oídos los trabajos que los huéspedes les contaban haber pasado, y cómo el oro que tenían no era pescado, sino a los indios robado, y puesto que había muchas minas y muy ricas en la tierra, pero que se sacaba con inmenso trabajo, comenzaron luego a desengañarse y hallarse del todo burlados). Luego mandó Pedrarias a pregonar residencia contra Vasco Núñez, la cual le tomó el licenciado Espinosa, alcalde mayor ; mandó prenderle y condenó en algunos millares de castellanos, por los agravios hechos al bachiller Enciso y a otros; y al cabo teniendo respeto a sus trabajos, que llamaban grandes servicios hechos al rey, de la muerte del triste Nicuesa y de todos los demás cargos que le pusieron, le dieron por libre y quito; pero de los robos y matanzas y cautiverios y escándalos que había hecho a muchos señores y reyes y particulares personas de los indios, no hubo memoria en la residencia, ni hombre particular, ni fiscal del rey que dello le acusase, porque matar ni robar indios nunca se tuvo en estas Indias por crimen; y la más potísima razón que de esto dar se puede, no es sino la insensibilidad que ha permitido Dios, por los pecados de España, en los más de nosotros, sin el juicio secreto divino que ha reservado para sí o para la otra vida, el castigo total de los pecados tan inhumanamente cometidos en las gentes destas Indias. Y porque había escrito Vasco Núñez al rey, entre las otras cosas, que para el trato y descubrimiento de la mar del Sur, convenía hacerse pueblos de españoles en la tierra y señorío de los caciques Comogre, Pocorosa y Tubanamá, trató luego Pedrarias de enviar gente, con parecer de Vasco Núñez para que en los dichos tres lugares poblasen.


 

 

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