Mariano Rivera "El orgullo de Puerto Caimito"

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Carlos Alberto Mart�nez
EPASA

Ni H�ctor L�pez, Manuel Sanguill�n, Omar Moreno, Rennie Stennett y Juan Berenguer lograron cosechar m�s de dos t�tulos mundiales, ni fueron seleccionados Jugador M�s Valioso en el Cl�sico de Oto�o, pero el taponero estelar de los Yankees de Nueva York, Mariano Rivera, el orgullo de Puerto Caimito de La Chorrera, acab� con ese mito en s�lo cinco a�os en la Gran Carpa.

Desde que incursion� con el equipo grande de la Gran Manzana en 1995 a la fecha, Rivera lleva ganadas 3 series mundiales y result� el Jugador M�s Valioso del �ltimo cl�sico del milenio.

Pero lo que hace a Rivera uno grande entre las luminarias paname�as del siglo XX no son �nicamente esas haza�as, sino la efectividad y seguridad de sus lanzamientos en los �ltimos episodios de cada partido que Joe Torre, director de los Yankees, ha dependido de sus servicios.

Para muestra un bot�n. Es el cerrador con el promedio de carreras limpias permitidas m�s bajo de la historia de la postemporada de las Ligas Mayores (0.36), con 25 episodios consecutivos (casi 3 partidos completos) sin ceder una sola anotaci�n y 2 permitidas en 47 entradas un tercio. ``Es un orgullo para nosotros. El se lo merec�a��, dijo su primo Miguel Rivera, de 30.

En su infancia, Rivera alternaba sus faenas de pesca con juegos de pelota usando guante de cart�n y bola forrada con pedazos de red de pescar, en un terreno rocoso y a veces a orillas de la playa. Pero, la carrera de Mariano fue veloz como sus lanzamientos.

A los 17 a�os, empez� a jugar en un equipo juvenil de la Chorrera, distrito de la provincia de Panam�. All� fue visto por buscatalentos de los Yankees, quienes lo llevaron a jugar en alg�n nivel de la organizaci�n, de donde pronto pas� al primer equipo neoyorquino.

Es curioso. Rivera se present� la primera vez ante el �buscador de talento� en Panam� de los Yankees, Carlos �Chico� Heron, en la posici�n de campo corto, reflejando buen tiro a la inicial, pero no corri� bien.

Al mes de ese hecho, los jugadores de Panam� Metro, Emilio G�ez y Claudino Hern�ndez, avisaron a Heron de la existencia de un pelotero en La Chorrera que tiraba duro. Pidi� que lo trajeran al Juan Dem�stenes Arosemena.

Al d�a siguiente, cuando lo vio nuevamente, la primera reacci�n de Heron fue de rechazo, pero los metropolitanos lo persuadieron para que lo observara lanzar. Ah� surgi� la oportunidad de firmar y acceder al b�isbol de las Grandes Ligas.

Rivera naci� en Puerto Caimito hace 29 a�os, y su familia, al igual que los cientos de pobladores del puerto, se dedicaron a tiempo completo a la pesca artesanal de camarones y pescado.

Su vida transcurri� entre la pesca, la escuela y las jornadas beisboleras con los guantes de cart�n y bolas con pedazos de red. ``Estoy muy feliz por �l, ya que lo vi nacer y crecer��, dijo Marielena Aguilar, de 54 a�os. ``Dios le dio a este muchacho humilde la grandeza de llegar a grandes ligas��.

Este alejado y apacible pueblo no durmi� durante los partidos de la postemporada y estallaba en alegr�a cuando Rivera sal�a al mont�culo y neutralizaba a los bateadores rivales.

Puerto Caimito es un poblado con calles de asfalto a unos 50 kil�metros al oeste de la capital; sus residentes son mayormente de descendencia afroantillana.

La vivienda de concreto donde naci� Rivera est� en un barrio cerca de la playa y donde hoy se juntan la gente y los ni�os �muchos familiares del pelotero� a jugar o simplemente charlar.

La pesca est� actualmente en reposo, por lo que los pobladores aprovechan para salir a la calle y a hablar de las haza�as del �Pili��, como le llamaban sus amigos. Esta tercera campa�a como cerrador para el derecho paname�o fue sensacional: En ocho salidas de postemporada este a�o, se apunt� dos triunfos y seis salvamentos.

Su promedio de carreras limpias de 0.36 es el m�s bajo de la historia para lanzadores que tiraron por lo menos 30 cap�tulos en la postemporada. Adem�s, salv� 45 partidos en 49 salidas consagr�ndose como el l�der en la liga americana. Tuvo marca de 4-3 y efectividad de 1.83. Fue el mejor a�o de un jugador que de seguir a este ritmo tendr� un puesto asegurado en el Sal�n de la Fama.

 

 


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