La Comisión de Libre Competencia y Asuntos del Consumidor ha denunciado que los jamones que se venden en el comercio local tienen un 15 por ciento adicional de grasa.
Tales prácticas comerciales constituyen un acto de corrupción y engaño a los consumidores. El producto debería tener 15 por ciento de grasa, pero en realidad registra el doble de manteca En la práctica si usted compra un jamón de 10 libras, usted está adquiriendo 3 libras de sebo y 7 de carne.
Durante el mes de diciembre, las ventas de jamón se disparan y por ende algunos empresarios inescrupulosos están haciendo el negocio de su vida a costillas de los consumidores, que hacen un esfuerzo extraordinario para tener una cena especial para la Nochebuena.
La CLICAC debe investigar más esta situación e imponer las sanciones respectivas, para que sirva de escarmiento.
Por años se viene hablando de la corrupción estatal, pero ese mal está enquistado en la sociedad panameña y lo sucedido con el caso de los jamones es un ejemplo.
Sabemos que la mayoría de los empresarios son gente honesta que hacen un esfuerzo para invertir en Panamá para mover las ruedas del desarrollo, pero al igual que en el resto de los sectores que integran la sociedad, hay sus manzanas podridas.