Allí estaba la ficha. Un jeans azul, camisa manga larga color caqui, zapatos brillantes y junto a él su inspiración, José Luis Garcés Jr., su pequeño bebé.
No había espacio para la conversación. El delantero de la selección estaba concentrado... nadie le daba más ganas de vivir que su propio hijo que vestía todo de rojo... tan rojo como la misma "Marea Roja" que le grita y delira por sus goles.
José Luis Garcés estaba a la espera de su llamado al juicio que se le sigue en un caso donde salieron heridas dos personas por arma de fuego. Eran las 2:30 de la tarde y caminaba de un lado para otro. Sus abrazos y besos a su hijo eran como un mensaje de esperanza. Hablar no era necesario. "Jamás te dejaré sólo...", parecía comunicarle Garcés a su pequeñito.
Llegó la hora. Los agentes de seguridad examinaron bolsillos y dijeron. "Adelante... pasen". Allá estaba sentado. Solo, en una silla fría. No había aficionados gritando, el balón no fue invitado y el grito por sus goles apenas era un recuerdo. El fútbol no era el tema, pero sí el futuro.
Cuando empezó el juicio su esposa le acompañaba, también estaba Eric Ucros, de la FEPAFUT; Ricardo Durán, del Club San Francisco y sus compañeros de la selección Carlos Rivera, Víctor Miranda y Robert Stewart.
HABLO EL FISCAL ROLANDO RODRIGUEZ...
El fiscal tercero Rolando Rodríguez fue el primero en hablar. Rompió el silencio, tras recibir la orden de los magistrados para tomar parte en el juicio. Para Rodríguez la intención de Garcés no era asesinar. "Garcés fue con la intención de asustar a esas personas", indicó.
Rodríguez en una exposición corta, pero certera, explicó que no había pruebas para juzgar a Garcés y que dejaba en manos de los señores magistrados el veredicto final. Rodríguez parecía al viejo conocido Poncio Pilato. "Yo no lo puedo juzgar", dijo. El fiscal explicó que con disciplina, reglamentos, siguiendo buenos consejos se puede alejar de los malos pasos y ser una gran figura. Rodríguez resaltó el gran trabajo de Garcés como atleta y ahora es ejemplo para la juventud sana de este país.
LA VERSION DE LOS HECHOS...
En el juicio de ayer se leyeron los testimonios de los implicados. Algunas cosas quedaron claras y otras simplemente confusas. Alguien gritó: "vienen los pistoleros", refiriéndose a Garcés y el primo de su esposa Walter Clark. En esta oportunidad, el jugador de la selección le hacía la visita a un grupo de personas que, según se detalla, había disparado contra su casa unos días antes.
El chorrerano y goleador viajó de Puerto Caimito a San Joaquín y se encontró con Clark, a quien le dijo... "Vamos a asustar a esos manes". Al llegar a donde vivían Pedro Ovalle Rivera y Andrés Girón se formó el revulú. Ambos resultaron heridos, pero de acuerdo a las versiones emitidas en el juicio, Garcés y Clark aducen haber disparado al aire.
El abogado defensor Ramiro Fonseca dijo que hubo fuego cruzado de ambos lados y que Pedro Ovalle no era el "niño bueno" que querían hacer ver. El juicio acabó a las 4:45 de la tarde. Los señores magistrados abandonaron el lugar y uno de ellos prometió un resultado mucho antes de 30 días.
Ahora hay que esperar. Garcés respiro profundo y despegó sus manos que estaban unidas en todo el juicio. Al salir le quitó su niño a la periodista Yodalis Betancourt que le cuidó al pequeño mientras el goleador encaraba la defensa más férrea que nunca antes había visto.
Otro beso al pequeño y palabras de ilusión. "Con la ayuda de Dios, espero salir de esto pronto y poder jugar al fútbol como quisiera. Sin preocupaciones y sin temores", dijo Garcés.