¿Es posible confeccionar hermosas polleras sin ser santeña? Desde joven, esta pregunta rondaba la mente de Nidia Aguirre.
Hoy, a sus 72 años, la "señora China", como cariñosamente le llaman, tiene una respuesta: "no importa de donde se viene, para hacer polleras sólo es necesario empeño y amor".
Recuerda que al graduarse de modista inició confeccionando todo tipo de ropa, pero siempre sintió especial atracción por la pollera. Sin encontrar quién pudiera enseñarle a confeccionarla, decidió aprender por sí sola.
En casa, su madre conservaba celosamente una pollera (legado de su abuela) y aunque no se le permitió soltar sus costuras, sí pudo utilizarla como patrón o modelo para coser.
"Pasé 3 semanas comparando y dándole vueltas a esa vieja 'pollerita', hasta que finalmente pude terminar mi primera pollera, de linón de motita, por la que me pagaron 25 dólares", manifestó.
Desde entonces, Nidia Aguirre de Ramos ha dedicado 40 años de su vida a la confección del hermoso traje típico. Sus polleras blancas, tiríadas, ocueñas, congo y la bella pollera de gala -de varios miles de dólares-, a la que dedica hasta un año en su confección, son admiradas.
Oriunda de La Chorrera, su costura delicada le forjó reputación y contribuyó al sustento de sus 7 hijos.
Confecciona faldones típicos de las diversas regiones del país y hay polleras hechas por ella en Italia, Francia, Estados Unidos y Costa Rica.
¿Hasta cuándo va a coser? "Hasta que Dios me dé vista", todavía lo primero que hago en las mañanas es sentarme a trabajar en mi fiel compañera por 48 años" (una antigua máquina de pedal Neki).
Curiosamente, la señora "China", nunca vistió una pollera. No es necesario, aclaró, "cuando la observo en presentaciones y desfiles, me emociona, como si la llevara puesta; es el traje típico más hermoso y yo tengo la satisfacción de hacerlo".
