FAMILIA
Adolescentes con padres drogadictos
Robert L. DuPont Jr. M.D.
El primero de estos problemas
es la enorme dificultad que enfrentan muchos adolescentes educados respecto
a las drogas, para manejar el uso de alcohol y otras drogas de sus padres.
Cuando vemo sque casi el diez por ciento de los adultos de Estados Unidos
son alcohólicos activos, comenzamos a vislumbrar los dilemas que
enfrentan muchos adolescentes. No obstante, una vez aceptado que algunos
adolescentes tienen padres alcohólicos y que otros tienen padres
drogadictos, la mayoría de los chicos que hablan sobre este punto
en una disusión o en terapia, están tratando de racionalizar
su discusioón o terapia, están tratando de racionalizar su
propio consumo, criticando lo que ellos llaman hipocresía de los
adultos. En la práctica no es difícil distinguir entre los
adolescentes realmente preocupados y la juventud drogadicta que sólo
está justificándose. Los primeros merecen ayuda real mientras
que los segundos necesitan educación. El uso de drogas de los adultos
no excusa el consumo adolescente bajo ninguna circunstancias: debe ser para
los chicos una retirada.
Adolescentes con hermanos y compañeros drogadictos
El segundo problema, y uno de los más dolorosos para mí,
es el de los adolescentes que tienen que enfrentar e interactuar con sus
hermanos y compañeros drogadictos. En nuestra sociedad el adolescente
proecupado tiene medios muy escasos para actuar en contra de la libertad
de sus compañeros. Los adolescentes que no usan drogas y tratan de
quejarse del consumo de los demás, reciben advertencias para que
se ocupen de sus propios asuntos cuando se trata de opciones personales.
Por desgracia, ésta es la forma en que la mayoría de la gente
enfoca este asunto.
Los dos problemas que he descrito son manifestaciones comunes y difíciles
de la epidemia de las drogas. Me gustaría esbozar algunos parámetros
para manejarlos. Primero, las preocupaciones de los adolescentes con este
tipo de problemas deben tomarse con seriedad; quitarles importancia no sólo
está mal desde el punto de vista humanitario, sino que hace que este
tipo de mensajes pierda su fuerza: si no se puede ayudar a un chico a manejar
estas preocupaciones se le podrá ayudar para prevenir o tratar cualquier
problema de drogadicción? Segundo, es importante abrir una posible
solución al problema encontrando adultos qu epuedan ayudar a los
adolescentes a manejarlo. Adultos que actúen como tales. Para manejarlos
en casa podría ser útil la ayuda de otros miembros adultos
de la familia o médicos. Respecto a los compañeros drogadictos,
involucrar a los padres, maestros y consejeros puede traer buenos resultados.
En la relación maestro-estudiante, en la que buscamos una comprensión
peresonal de la drogadicción, tal como la he descrito, a veces los
jóvenes preguntan cosas sorprendentes y no siempre responden como
uno quisiera. Sin embargo, muchas veces he encontrado que ese intercambio
es informativo y recompensante para ambas partes.
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