Bien suena un dicho muy conocido: "La vida es un guineo que hay que saber pelar".
Como seres humanos nos enfrentamos a distintas situaciones en la vida, pero a veces no queremos mirar la verdad de las cosas.
Somos humanos y cometemos errores, pero no es de gente positiva estrellarse varias veces con la misma piedra.
Pero nos preguntamos, �Quién en esta vida no ha pasado por situaciones que es mejor olvidar?
Para ser buenos no tenemos que ponernos de "alfombra" de los demás, y mucho menos creer que estoy de acuerdo en todo lo que esa persona plantee.
No hay que ser hipócrita hay que abrir los ojos a la realidad para saber distinguir entre quién te quiere de verdad, y quién está contigo por el interés.
Amigo, no te dejes llevar por las cosas materiales que crees harán de ti una persona diferente a los demás. Recuerda que en esta vida hay personas buenas y malas. Déjate llevar por tu instinto, comienza a observar las conductas de tus amistades para que puedas valorarlas en su justa medida.
Empieza que observar las pequeñas o grandes cosas que quienes te rodean hacen por ti, y valora lo que para cada uno de ellos significa tu amistad. No engañes a quienes te quieren, demuéstrate tal cual eres, sé justo con quienes lo son contigo y perdona a los que actúan de forma errada hacia con tu persona.
Recuerda que no hay nada mejor que ser uno mismo, mostrar la sencillez que debe caracterizar a todo ser humano y siempre ser humilde de corazón.
A veces, sin pensarlo, tu forma de actuar puede alejar a tus seres queridos y no te das cuenta de eso, y cuando miras atrás, has olvidado los grandes momentos que han compartido juntos.
Las situaciones y las personas que están en tu entorno te harán ver la vida de una forma distinta a la que creíste desde pequeño.
Lo importante de ver la realidad es que nadie tiene que abrirte los ojos para que notes o no el bien o el mal que te rodea, sino tú mismo.
Claro, tampoco vamos a cerrarles las puertas a los comentarios, críticas y consejos de los que están más cerca de ti, pero hay que situarse en una balanza y ver con detenimiento hacia dónde quiero ir.
La realidad a veces no es lo que uno quiere, pero hay que saber aceptarla y enfrentarla. No lo olvides, "cuando una puerta se cierra, se abren mil".