La Asamblea Nacional de Diputados acaba de aprobar el proyecto de Presupuesto General del Estado del año 2009, el cual asciende a 9, 763 millones de dólares.
La oposición no jugó su papel fiscalizador. No tuvo ni siquiera la capacidad para preparar un informe de minoría, lo que levanta muchas suspicacias.
Para nadie es un secreto que ante la cercanía de una campaña electoral se mueven resortes para favorecer de una u otra manera a diputados que no son firmes en sus cuestionamientos al gobierno de turno.
Si bien es cierto que el oficialismo tenía los votos para pasar sin problemas el proyecto presentado por el Ejecutivo, las bancadas de oposición debían exponer a la población lo que consideraban irregular en las proyecciones de ingresos y gastos para el próximo año.
Por semanas observamos a diversos dirigentes de la oposición, incluso a sus candidatos presidenciales, cuestionar la propuesta presupuestaria presentada por la administración Torrijos, pero a la hora que se debía actuar en el pleno legislativo, sus diputados enmudecieron.
Recordamos a legisladores de antaño, que aunque eran una minoría más reducida que los de la actualidad, mantenían su verticalidad y lograban que se desarrollara un debate amplio sobre el tema.
En esta ocasión, el proyecto de presupuesto se aprobó a toda velocidad y no hubo una participación destacable de la oposición.