El problema que representa para la nación una huelga de médicos parece ser manejado de manera poco responsable por las partes involucradas. Ya la suspensión de los servicios no urgentes en los hospitales del Ministerio de Salud y de la Caja de Seguro Social, entra en su noveno día.
Es cuestionable que el gobierno presente seis días después de iniciada la huelga la propuesta de aumento a los galenos y es también reprochable que la dirigencia de la COMENENAL dilate su asamblea general, para definir su inminente rechazo al ajuste de sueldos presentado por las autoridades de Salud.
Ambas partes alegan estar preocupados por la salud del pueblo, pero sus acciones revelan otra cosa. Si en verdad existiera voluntad de resolver la situación de una manera rápida para retornar a la normalidad, las partes mantendrían sesiones permanentes de negociación.
No será hasta hoy que la Comenenal reducirá su aspiración inicial de un 60% de aumento salarial y presentara su nueva contrapropuesta al incremento del 7% sugerido por el gobierno. Así las cosas entre propuestas y contrapropuestas llegaremos al fin de semana y probablemente no será hasta el lunes que se resuelva lo de la huelga, si es que acaso se llega a un acuerdo entre las partes.
Al cabo de algunas semanas, gobierno y médicos se olvidaran de las promesas de mejoras al sistema en beneficio de los pacientes, quienes tendrán que madrugar para conseguir una cita y esperar meses para lograr la atención de un especialista.
Hay una realidad, los burócratas pocas veces se ven en la necesidad de acudir a un hospital público para atenderse debido a una enfermedad. Los médicos tienen los recursos o los contactos para recibir una mejor atención o acuden a los hospitales privados. El que siempre queda jorobado, es el humilde panameño que apenas tiene para comer, pero que siempre anda lleno de enfermedades.