Míercoles 11 de nov. de 1998

 








 

 


FAMILIA
La conexión pasta de coca / cocaína-crack

James A. Inciardi

Como comentó en 1986 un inmigrante de Barbados instalado en Miami acerca de la difusión de lo que llamaba "pasta de polvo de hornear".

El basuco y la pasta de polvo de hornear parecieron llegar al mismo tiempo. Siempre había un poco de cocaína aquí y allá en las islas, pero no demasiado y no era barata. Entonces unos cinco o seis años atrás, quizás, la pasta llegó a todas las islas. Pareció ocurrir de la noche a la mañana - Barbados, Santa Lucía, Dominica, San Vicente y San Kitts -, todas al mismo tiempo.

... Entonces creo que alguien empezó a experimentar y tuvimos la mezcla de ron-pasta-polvo de hornear. Lo trajimos a Miami cuando vinimos en el 82 y vimos que los haitianos también estaban en lo mismo.

Aparentemente, más o menos por el mismo momento, un químico subterráneo de Los Angeles redescubrió la variedad roca de la cocaína de polvo de hornear, y al principio se la llamó roca de cocaína. Fue un éxito inmediato, como el tipo de la Costa Este y por una variedad de motivos. Primero, podía fumarse más que aspirarse. Cuando se fuma la cocaína, se absorbe más rápidamente y atraviesa la barrera hematoencefálica en seis segundos, procurando, en consecuencia, una euforia casi instantánea. Segundo, era barata. Mientras que un gramo de cocaína para aspirar puede costar 60 dólares o más según su pureza, el mismo gramo puede transformarse en 5 ó 30 rocas. Para el consumidor, esto significaba que las rocas individuales podían comprarse por una cantidad tan pequeña como 2 dólares, 5 dólares (rocas de cinco), 10 dólares (rocas de diez centavos) ó 20 dólares. Para el vendedor, 60 dólares de clorhidrato de cocaína (comprada barata por 30 dólares) podían generar tanto como 100 ó 150 dólares cuando se lo vendía en rocas. Tercero, era fácilmente ocultable y transportable y, cuando se la guardaba en redomas de vidrio, los compradores potenciales las podían analizar fácilmente. Un detective de narcóticos del sur de Miami la describió durante el verano de 1986:

El crack ha sido una verdadera bendición para compradores y vendedores. Es barato, verdaderamente barato. Cualquiera puede conseguirse 5 ó 10 dólares para un viaje a las estrellas. Pero lo más importante es que es fácil librarse de él en una redada. Se la tira el piso y es casi imposible de encontrar, uno se para arriba y la maldita cosa es historia. Súbitamente la evidencia deja de existir.

Para fines de 1985, cuando el crack finalmente había llegado al centro de la atención de los medios nacionales, se predijo que sería la "ola del futuro" entre los consumidores de drogas ilegales. También hubo notas en los medios diciendo que el crack era responsable por las crecientes tasas de delitos callejeros. Como lo decía una nota de tapa de USA Today:

Los adictos gastan miles de dólares en francachelas, fumándose el contenido de una redoma tras otra en fumaderos de crack o "base" -modernos fumadores de opio- durante días sin comer o dormir. Harán cualquier cosa por repetir la euforia, incluido robar a sus familias y amigos, vender sus posesiones y sus cuerpos.

Mientras los medios bombardeaban al pueblo norteamericano con espeluznantes notas que describían los peligros del crack, el Congreso y la Casa Blanca empezaron a trazar planes para una guerra más concertada contra el crack y otras drogas.

 

 

 

 



 

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