MENSAJE
La lista del odio
- Hermano Pablo
- Costa Mesa, California
"Vayan a mi casa",
decía la carta. La carta detallaba la calle y el número de
la casa. "Allí encontrarán el cadáver de mi señora".
Firmaba la carta David Schoenecker, de 48 años, de Anaheim, California.
Después seguía una lista de 54 nombres, con esta nota al
pie: "Los odio a todos". La policía fue al domicilio indicado
y hallaron muerta a Gail Schoenecker, esposa del asesino y maestra de escuela.
Amigo, esta tragedia familiar revela muchas cosas. En primer lugar, el
odio siempre es destructivo. En segundo lugar, para muchas personas es más
fácil hacer una lista de personas que odian, que una de personas
que aman.
Cabe preguntarnos: si hiciéramos una lista de las personas que
odiamos a muerte, cuántos nombres pondríamos? Y si hiciéramos
otra con los nombres de personas que amamos, también "hasta
la muerte", cuál de las dos listas sería la más
larga? Estamos odiando más de lo que estamos amando? Está
nuestro corazón más infectado de odio que saturado de amor?
Hay más resentimiento, más celos, más amargura, más
rabia en nuestro corazón de lo que hay comprensión, paz, amor
y compasión?
Permítame decirle algo acerca del odio. El odio no hace más
que darle a la persona odiada más combustible que por fin redunda
en la llama que hace explotar al que odia. No se puede odiar a una persona
sin que la persona que odia se convierta en odioso. Nunca fue la intención
del Creador que el hombre odiara. El primer homicida del cual hay alguna
crónica fue Caín, y Dios puso una marca sobre Caín
para que cualquiera que lo viera supiera que él, debido al odio y
a la rabia, había matado a su hermano.
Dios nos creó aptos para la sobrevivencia y no existe sobrevivencia
sana sin calma, sin paz, sin comprensión, sin gracia, sin amor. Dios,
amigo, puede transformar ese odio en cariño desde el instante que
usted le entregue su vida a Cristo. Hágalo hoy mismo.
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