Cada manigueta de puerta, cada baranda, cada teclado de computadora, cada botón del control remoto, cada martillo, y todo lo que tocamos está lleno de bacterias, muchas de ellas potencialmente nocivas.
Cualquiera que ha ido a un baño público o del trabajo es testigo de cómo personas entran a hacer sus necesidades, ya se orinar o defecar, y salen del baño sin siquiera enjuagarse las manos. Después allá afuera nos saludan de mano y quien sabe que más hacen. Se le revuelve el estómago a uno pensando en las posibilidades.
Hay una cosa de la que no nos acordamos al momento previo a comer, y es precisamente el lavado de las manos. Los panameños piensan que no hacerlo no acarrea ningún problema, pero lo cierto es que sí, y la evidencia es abrumadora. La mayoría de las enfermedades comunes ocurren por contagio.
Esto suele verse tanto en las instituciones privadas como las públicas, inclusive, en el propio hogar.
Amigo lector, sepa que lavarse las manos es el primer paso para la de defensa contra la propagación de enfermedades infecciosas.
No solo hay que hacerlo antes y después de comer, sino antes y después de manipular alimentos, después de cambiarle los pañales al bebé, después de manejar, después de usar la computadora, después de sacar la basura y es bueno practicarlo una vez llegamos a la casa, para deshacernos de cualquier germen que traigamos de fuera.
Es algo extremadamente sencillo y breve. Pero el beneficio que nos trae es invaluable. El centro para el control de enfermedades en EEUU señala que este comportamiento de higiene reduce a la mitad en niños la posiblidad de padecer diarrea.
La comida puede ser tan buena como para chuparse los dedos, pero chuparse los dedos no es bueno para la comida. No pruebe la comida con una cuchara al menos que sea una cuchara limpia, y úsela sólo una vez.
Acuérdese de lavarse las manos adecuadamente con jabón y agua caliente. Mójese las manos, enjabone, restregándose las palmas de las manos y la parte de atrás por lo menos veinte segundos. Enjuáguese las manos bajo el chorro de agua desde las muñecas hasta las yemas de los dedos. Séquese las manos con toallas de papel y úselas para cerrar la llave del agua. Recuerde, las manos sucias abren la llave y no la cierran. No olvide lavarse entre los dedos y bajo las uñas.
No contamine sus manos limpias llevándoselas a la boca, nariz o pelo. Aprendamos a evitar enfermedades lavándonos primero las manos.
