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En los últimos días hemos escuchado, con preocupación, a muchas personas a las cuales considero muy inteligentes, argumentar sobre la necesidad de una nueva Constitución. No creo que exista en el país persona que se oponga a una modernización de la constitución.
Se preguntará usted que �por qué me preocupo entonces? Porque en la desesperación que causa la difícil moral por la que atraviesa la nación, se hacen propuestas que no enfocan la realidad.
Yo parto por reconocer que el tejido social de nuestro país está estructuralmente dañado. El reconocer esto no es para iniciar un debate sobre la causa de este daño al hombre y mujer de este país. No importa ahora si se trata de la herencia española, la india o la negra. Estoy seguro que la mayoría de los panameños pensamos de esta forma, el problema está en que cada día, va tomando más fuerza lo negativo. Es decir, el trabajar menos y cobrar más, la idea de que alguien, no yo, tiene que resolverme mi problema, ya sea el gobierno, mi familia, mi amigo, mi vecino, etc. Alguien tiene que darme mi casa, mi comida, mi escuela, mi carretera, mi salud, etc. Quizás esto se debe al suministro íntimo de que alguien siempre nos está quitando o robando lo que es nuestro, pero tampoco queremos luchar por eso que es nuestro, alguien tiene que luchar por nosotros y conseguimos todo. En este caldo de cultivo es donde el clientelismo y el paternalismo se entremezclaron con los malos políticos y fueron haciendo una cultura que hoy día llamamos el juega vivo y que no es más que: cumple tú, que yo sin trabajar, sin cumplir con las leyes, robando, pidiendo, sin o con estudios, vivo mejor que tú.
Estoy de acuerdo con adecuar la Constitución del país. Pero si sólo rebajamos el número de legisladores, eliminamos los suplentes a los mismos y un vicepresidente a la presidencia, si modificamos la forma de escoger a los magistrados de la Corte Suprema, si le quitamos poder al exagerado presidencialismo del país, si descentralizamos la gestión pública, sin tomar en cuenta que el problema fundamental es de educación, preparación, profesionalización, nuevos y renovados valores morales y de patria, todo será en vano.
En el país hay muchas cosas por modificar. Hay que priorizar e integrar las soluciones. La base fundamental y prioridad para el desarrollo es la educación con nuevos y renovados valores, con oportunidad, libertad y alimentación para todo niño o niña panameño. |
