Lunes 19 de oct. de 1998

 







 

 


¿Fantasmas? en la Escuela de las Américas

Enrique Watts R.
Colón - EPASA

Fantasía o realidad, ambas se encierran en el otrora edificio de la Escuela de las Américas que preparó a grandes militares del continente americano, entre estos al ex general Manuel Antonio Noriega.

Ruidos extraños en horas de la noche, que espanta a la comunidad de Espinar se escuchan, al punto que se habla de la presencia de Duendes que invitan a niños a jugar a orillas del Lago Gatún.

Aunque parece sacada de una historia de ciencia-ficción, se asegura que existen almas penando en las madrugadas frías y oscuras que cubren y acarician con el sereno las imponentes estructuras del futuro Hotel de las Américas.

Ocupada en principio por los soldados norteamericanos que entrenaba a quienes tenían el mando de ejércitos de Bolivia, Nicaragua, Perú y otros; y luego por las tropas de las fenecidas Fuerzas de Defensas, los pasos de militares embotados y marchando salen de estas instalaciones.

Según relatan los trabajadores que adelantan la reestructuración del edificio para un lujoso hotel, en las noches se escuchan llantos de mujer, pasos extraños y golpes que causan temor y zozobra cuando la luna se oculta.

Marcario Salazar, obrero de lugar relata que en las noches e incluso en el día cuando se suspenden las labores, espantosos ruidos se oyen, cuando se comprueba que no existe ningún trabajador en las instalaciones.

Marcario explicó que en una ocasión uno de los agentes de seguridad que custodiaba el lugar asegura haber visto dos niños y un anciano caminando en el tercer piso del edificio, luego de escuchar el ruido, les disparó y las balas no los tocaban, luego desaparecieron en la oscuridad.

Pero esta historia es compartida por Benito Urrutia, un señor de avanzadas edad también a escuchado llantos de mujer y pisadas de botas como si se tratara de un desfile militar, parecido al de los grandes ejércitos.

Silbidos, gritos, cadenas que se arrastran, golpes a puertas y ventanas incluyendo aullidos son los sonidos que aseguran vecinos y trabajadores que oyen principalmente cuando la soledad acompaña el área.

Un niño del residencial Espinar manifestó a su madre que estaba en la escuela de las Américas jugando, cuando observó en su camisa unas manchas de sangre, corriendo apresuradamente junto a sus amiguitos hasta su casa donde contaron lo ocurrido.

Se habla que al quitarse los zapatos el niño, estos quedaron parados de punta, como si alguien los agarra, por lo que han asistido más al lugar.

En la antigua Escuela de la Américas se realizan trabajos de reconstrucción del edificio para un moderno y lujoso hotel, por lo que podría haber originado que las almas que penan se sientan incómodas por lo que sucede en su estancia.

Durante la invasión norteamericana en diciembre de 1989, las tropas gringas atacaron el lugar donde se encontraban los soldados panameños, muchos murieron; pudiera ser el espíritu de alguno que permanezca en estas instalaciones hablando en términos espirituales.

El misterio que encierra estas estructuras inmensas donde se desarrollaron grandes manifestaciones en el entrenamiento de los soldados y que algunos aseguran se cometían torturas, tesis que siempre han desmentido los militares norteamericanos.

Lo cierto es que entrar al lugar como lo hicimos antes de que se iniciaran los trabajos hace unos meses era distinto al ambiente de incomodidad y pesadas que hoy reina en el edificio de la imponente otrora Escuela de las América.

Los primeros residentes de Espinar luego de la reversión de esta base militar manifiesten que la presencia de monos en el lugar era notoria y que por la rica fauna y flora del área los ruidos escuchados podrían son causados por animales y arboles.

Cierto es que el edificio antes de ser la escuela de las Américas era un hospital con su propia morgue y la presencia de espíritus podrían estar disgustados por los movimientos que se dan en las estructuras.

Solo observar la fachada del imponente edificio de escalofrío y hay quienes se atreven a decir que cuando el edificio pertenecía a las Fuerzas de Defensas, el general Noriega dejó algún trabajo santería que ahora fue removido. Muchos colonenses atribuyen los fantasmas y espíritus a los desaparecidos orates y locos de Colón que, según algunos, eran raptados por los zoneitas para el enfrentamiento de los soldados que incluía prácticas de torturas en carne propia.

 


 


 

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