Lunes 19 de oct. de 1998

 








 

 


FAMILIA
Guerra contra las drogas Aventuras en Expreso Opio

Por: James A. Inciardi

Según la organización particular del tráfico, la droga puede ser transbordada a través de rutas establecidas por Indonesia, las Filipinas, Siria, Egipto, Kenia, Nigeria, Italia, Francia, Inglaterra, Alemania Occidental, Holanda, Canadá o una combinación de ellas. Si las circunstancias lo exigen, una organización puede rápida e ingeniosamente diseñar rutas alternativas. A principios de 1983, por ejemplo, un traficante de heroína de Miami indicó que, como consecuencia de un arresto en Turquía, un asesinato en Kuwait y un choque de aviones en Córcega, un embarque de drogas tuvo que desviarse a través de por lo menos ocho países antes de llegar finalmente a su destino.

Según yo conozco la historia, y estoy seguro de que es verdad por el lugar de donde vino, la sustancia (heroína) empezó en un pequeño laboratorio cerca de Ou Neua. Es un lugar en el norte de Laos, creo que cerca de la frontera china. Hizo su camino hasta Bangkok bien, donde se suponía que volaría hasta Atenas, Amsterdan, Nueva York y luego a Miami en automóvil. Pero entonces las cosas verdaderamente se jodieron. Al tipo que se supone que tiene que hacer la transferencia en Atenas lo agarran por esto o aquello, de manera que la envían a Singapur. Allí tenían a alguien que podía llevarla la mayor parte del camino... pero decide que lo maten en Kuwait antes siquiera de llegar allí. De manera que oiga: vuelve a Bangkok, a alguna parte de la India, luego a alguna otra parte de Medio Oriente y luego por el jodido Nilo hasta Egipto. Entonces está esta mula (correo de cocaína) en Córcega que va a llevarlo, pero se abre cuando su novia descubre que no sabe cómo manejar su avión demasiado bien y termina estrellándolo... De alguna forma llega a Sudáfrica... va por barco al Uruguay y luego sube por América del Sur: Ecuador, Colombia, Perú y todo eso hasta Panamá, ciudad de México, Chicago, Detroit, Nueva York y entonces Miami... Es uno para el libro Guinness de los jodidos records.

El mundo de las drogas es un mundo curioso y a menudo brutal, poblado por zares y reyes, diplomáticos y mercaderes, campesinos y esclavos y agentes tanto legítimos cuanto corruptos. Hay muchos otros participantes: una extraña asamblea de consumidores de drogas, pasadores y traficantes; prostitutas, proxenetas y otros actores de la industria del sexo; mercenarios, asesinos, insurgentes y traficantes de armas, y pequeños batallones dispersos de corredores, campanas, topos y otras extrañas criaturas de la calle. Los mundos del consumo y la obtención de drogas son también trágicos y peligrosos, y en ellos el dolor, el sufrimiento, la violencia y la muerte son lugares comunes. Son mundos ajenos y exóticos, que van de los campos de amapolas del sudeste y el sudoeste de Asia, las selvas de la Amazonia y las tierras altas de los Andes, a los fumadores de crack, las galerías donde los adictos se inyectan y las calles de las grandes ciudades.

La guerra contra las drogas es una descarnada y minuciosa reflexión sobre estos mundos, basada en investigación directa. Como tal, la información es a la vez sistemática y anecdótica. Las descripciones se basan en conversaciones y observaciones realizadas en las capitales del tráfico de drogas de Colombia, Bolivia, Ecuador, Perú y Venezuela; en los campos de coca y en las altas ciudades de los Andes; en los laboratorios de la selva y en los bazares de venta de drogas de las calles de Río de Janeiro.

 

 

 


 

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