En los programas, además de educación, se incluyen actividades deportivas y de esparcimiento, en los que se involucra a los beneficiarios y beneficiarias en otras actividades diferentes a las que estaban acostumbrados a realizar dentro de las fincas, en donde ponían en riegos sus vidas por las propias características que implica el trabajo.
INICIO DE PROGRAMA
El programa socioeducativo inició en el año 2001, hoy son 17 las fincas que participan, no solo del área de café, sino que se ha ampliado a otras provincias, dentro de las producción de caña de azúcar, cebolla, tomate en Veraguas y Coclé.
Los propietarios de fincas de manera consciente y considerando las repercusiones que tiene el uso de la mano de obra infantil a nivel internacional, se han concienciado y se han ido sumando a la labor que ha cambiado la realidad para muchos niños y niñas indígenas y campesinos.
Cada año, más productores y los propios padres indígenas están prestos a colaborar; por eso, están tratando de impulsar los programas en otros sectores como Veraguas y provincias centrales, en donde el problema ahora se plantea en fincas de caña de azúcar, tomate, melón y otros rubros que están utilizando mano de obra infantil.
Este trabajo no sólo compete a los caficultores y a Casa Esperanza como entidad reguladora, sino a todas las partes involucradas en este sector, que deben, con el pasar del tiempo, ir promoviendo programas que ayuden a erradicar el problema.
Según Casa Esperanza, la mayor repercusión se daba por la deserción escolar, pues a escasos meses de culminar el período educativo, específicamente a inicios del mes de octubre cuando inicia regularmente la zafra, gran cantidad de menores abandonan sus escuelas, para ir en compañía de sus padres a trabajar a los cafetales.