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 Lunes 11 de octubre de 1999


A Candelario Torres, lo mataron por ser arnulfista

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Vielka C�diz F.
Chiriqu� EPASA

Candelario Torres era un agricultor de aproximadamente 49 a�os de edad residente en Alto Quiel, quien fue asesinado brutalmente entre el a�o de 1968 y 1969, por el r�gimen militar, en la comunidad de Alto Brujo, corregimiento de Bre��n.

Su �nico "delito" era ser paname�ista, seguidor del derrocado presidente Arnulfo Arias Madrid.

Esas versiones las suministr� a Cr�tica su hija Olivia Torres, quien despu�s de 30 a�os, todav�a pide justicia para su padre.

Olivia recuerda que ser arnulfista en Chiriqu� era vivir las 24 horas del d�a un verdadero estado de incertidumbre y zozobra, porque los polic�as acostumbraban maltratar, atropellar, avasallar y por �ltimo asesinar a las personas.

Esa triste realidad la vivi� un sinn�mero de campesinos, algunos de los cuales tuvieron la gran suerte de sobrevivir y quienes hoy, complacidos de que esa dictadura militar se haya acabado, se atrevieron a narrar las atrocidades de que a diario eran v�ctimas.

Un ciudadano de la regi�n se�al� que en ese entonces, los miembros de la Guardia Nacional deten�an a los transe�ntes mediante retenes que improvisaban.

En una de estas garitas fue que detuvieron a Candelario, quien despu�s fue amarrado junto a un �rbol de guabo, golpeado, baleado tres veces y posteriormente enterrado desnudo, convirti�ndose horas m�s tardes en presa f�cil y alimento de las devoradoras aves de rapi�a. Anteriormente �l hab�a sido encarcelado en David.

La fuente se�al� que en esa �poca no viv�a nadie en ese punto y los moradores m�s cercanos a unos 500 metros eran Carlos Cede�o y Custodio Mart�nez. Sin embargo, ninguna persona se atrevi� a hacer nada, por temor a ser asesinado.

Candelario Torres fue una de esas v�ctimas. Seg�n cuenta su hija Olivia, la desesperaci�n y el miedo a morir, llevaron a sus padres a abandonar su residencia habitual y trasladarse a la comunidad de Siogu�, en el distrito de Bugaba, para refugiarse donde su abuelita.

El hoy desaparecido envi� a su esposa y sus 12 hijos con un compadre en un veh�culo, pero �l opt� por irse a caballo. La informante relat� que Candelario fue detenido en ese sector por tres hombres que pertenec�an a la Guardia Nacional.

A plena hora del d�a, tres disparos propinados presuntamente por un militar de apellido Chavarr�a, acabaron con la vida del agricultor Candelario y su vivienda fue incendiada.

Un testigo que asegura haber visto el violento crimen y que pidi� reserva de su nombre, manifest� que observ� que los militares agarraron al se�or, lo torturaron y finalmente lo ejecutaron.

"S�, yo lo vi, cuando lo amarraron, le quitaron la ropa, lo amarraron por el cuello con una soga, la tiraron por el palo de guabo y lo golpearon, dici�ndole que �l era curandero de los guerrilleros. Chavarr�a se tir� al suelo de rodillas y le meti� tres disparos por la espalda, mientras los otros sujetaban la cuerda y le gritaban cualquier cantidad de obscenidades a Candelario" dijo.

D�as despu�s del crimen, el testigo regres� con otros vecinos y encontraron el cuerpo putrefacto en el entonces potrero, junto a una ca�aza que hab�an utilizado para excavar.

Transcurrido cierto tiempo, el curioso e inquieto joven volvi� con sus amigos, pero �sta vez s�lo encontraron la calavera.

"Cogimos la calavera y la colocamos en un chuzo, para llevarla al centro del camino y los dem�s se dieran cuenta que all� se hab�a muerto alguien, pero nos asustamos y tiramos eso, y nos fuimos huyendo", narr�.

Pas� el tiempo, pero nadie dec�a nada, sin embargo un d�a le revel� a su mam� lo sucedido y hoy est� dispuesto a declarar ante cualquier instancia.

Una mujer viuda y 12 muchachos hu�rfanos pasaron hambre, dolor y pena, a ra�z de aquel grotesco asesinato en la historia de la dictadura.

Olivia se�al� que en dos ocasiones ella y su esposo han tratado de buscar, pero el esfuerzo ha resultado infructuoso, a pesar que el vecino Custodio Mart�nez afirma haber visto los restos en ese lugar.

Ella no se resignar� hasta que las autoridades excaven profundamente, porque al menos se llevar� la satisfacci�n de que lo intent�.

Adem�s, dijo que a consecuencia del terrible suceso, su madre se volvi� loca, a tal punto que hubo que hospitalizarla en Panam� y despu�s en Costa Rica, mientras que su hermano no puede engendrar y tambi�n est� desquiciado.

La dolida mujer advirti� que continuar� con su lucha, porque ya no le teme a la muerte. "Yo soy arnulfista y si tengo que morir por ser arnulfista, muero si�ndolo, porque mi pap� muri� por eso", recalc�.

 

 

 

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