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Lunes 11 de octubre de 1999



FAMILIA
La prevenci�n del consumo de drogas puede hacer que las cosas cambien

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Por Mathea Falco
Cr�tica en L�nea

Los estadounidenses est�n profundamente preocupados por la cuesti�n de las drogas. Las dos terceras partes del p�blico piensa que el consumo de drogas es peor ahora que hace cinco a�os. La mitad de ellos dicen que conocen a alguien que ha sido adicto a una droga ilegal.

Durante los a�os los estadounidenses han gastado grandes cantidades de dinero para combatir el problema de las drogas. Desde 1980 hemos gastado 290.000 millones de d�lares en campa�as federales, estatales y locales contra las drogas. Esta suma --unos 20.000 millones de d�lares por a�o-- es el doble de lo que el gobierno federal gasta anualmente en todos los estudios biom�dicos, incluso las investigaciones sobre las enfermedades del coraz�n, el c�ncer y el SIDA.

La pol�tica federal ha sido uniforme: hemos gastado casi todo el dinero en tratar de reducir la oferta de drogas en este pa�s mediante la aplicaci�n de la ley y la interceptaci�n, y, en el extranjero, mediante esfuerzos para eliminar la producci�n de las drogas. Desafortunadamente, este esfuerzo ha fracasado. A pesar de que desde 1986 se han quintuplicado los gastos federales para medidas de reducci�n de la oferta, la coca�na es m�s barata hoy que hace una d�cada. La hero�na se vende en las calles a 10 d�lares la bolsita, con grados de pureza que exceden el 60 por ciento en tanto que en 1990 ese grado era de menos del 30 por ciento. El principal funcionario de la naci�n para el control de drogas, Thomas Constantine, administrador de la Agencia de Control de Drogas de Estados Unidos (DEA), le dijo al Congreso en marzo de 1995 que "la disponibilidad y pureza de la coca�na y de la hero�na est�n en el punto m�s alto de toda su historia". Y por primera vez los arrestos por posesi�n de drogas llegaron a la marca de un mill�n en 1994, un aumento del 30 por ciento sobre los tres a�os previos.

Ante estas estad�sticas, muchos han comenzado a preguntarse si alguna vez se podr� reducir la oferta lo suficiente para afectar el consumo de drogas. A pesar de los esfuerzos de Estados Unidos en el extranjero, la producci�n mundial de opio y coca�na se ha duplicado en los �ltimos 10 a�os. El n�mero de pa�ses que producen drogas tambi�n se ha duplicado, haciendo de las drogas un negocio verdaderamente mundial. La presi�n sobre un pa�s s�lo conduce a m�s producci�n en otras partes. Puesto que un solo terreno de 6.500 hect�reas es suficiente para cultivar todo el opio que se consume en Estados Unidos, la posibilidad de que podamos detener la producci�n de drogas se reduce. Tampoco pueden sellarse f�cilmente nuestras fronteras, cuando un solo vuelo de un avi�n DC-3A puede traer a Estados Unidos el abastecimiento de hero�na para un a�o y 12 camiones de remolque pueden traer coca�na para un a�o. Es dudoso si cualquier pol�tica para cortar la oferta de drogas a Estados Unidos pueda tener �xito jam�s.

Pero si no se puede frenar la oferta, quiz�s pueda reducirse la demanda. Tales consideraciones han producido un nuevo inter�s en la prevenci�n del consumo de drogas, el tratamiento y los esfuerzos comunitarios para organizar a los ciudadanos contra las drogas. El consumo de drogas entre los adolescentes j�venes aumenta r�pidamente: el h�bito de fumar marihuana entre los alumnos de octavo grado se ha m�s que duplicado desde 1991. No obstante, la mayor�a de los ni�os no reciben ense�anza eficaz para prevenci�n del consumo de drogas, aun cuando esos programas podr�an cortar a la mitad el nuevo consumo de drogas. Adem�s, un mill�n de presos en las c�rceles de este pa�s tienen graves h�bitos de drogas, cualesquiera sean los delitos de los cuales fueron declarados culpables. No hay disponible f�cilmente tratamiento para el consumo de las drogas dentro del sistema de justicia penal o en muchas comunidades. No obstante, amplios estudios confirman que el tratamiento es la manera m�s eficaz en relaci�n con los costos para combatir la adicci�n y la delincuencia relacionada con las drogas.

Las encuestas muestran que los estadounidenses est�n fuertemente en favor de un m�todo equilibrado, que incluya acci�n policial, tratamiento y prevenci�n, y concentre los gastos contra las drogas en sus comunidades en lugar del extranjero.

CONSUMO CRECIENTE DE DROGAS

El consumo de drogas ilegales corta a trav�s de todos los grupos econ�micos y �tnicos. De los 12 millones de estadounidenses que admiten que consumen drogas por lo menos una vez por mes, las tres cuartas partes son blancos y est�n empleados. Desde 1992, el consumo de drogas entre los adultos ha aumentado el 12 por ciento, el primer aumento sostenido desde la d�cada de 1970. Entre los adultos j�venes de 18 a 21 a�os, uno de cada siete dice ahora que consume drogas il�citas por lo menos una vez al mes.

La marihuana sigue siendo la droga ilegal que se usa m�s ampliamente, tanto entre adultos como entre adolescentes. Debido al cultivo m�s intenso y a la hibridaci�n de variedades potentes, la marihuana de hoy es mucho m�s fuerte que la de la d�cada de 1960. El consumo de la hero�na est� aumentando, particularmente entre los profesionales j�venes y la gente del mundo del espect�culo. Debido a su grado m�s alto de pureza, la droga puede inhalarse o fumarse, lo que aumenta su atractivo para quienes son reticentes a inyectarse drogas.

El consumo de la metanfetamina tambi�n est� aumentando. Esta droga es un estimulante sint�tico que produce euforia, alta energ�a y confianza en uno mismo, y puede inducir a un comportamiento violento y paranoico, as� como derrame cerebral, convulsiones y muerte. Los episodios en salas hospitalarias de emergencia relacionados con la metanfetamina m�s que se

triplicaron entre 1991 y 1994 en todo el pa�s, conforme con lo que indica la Red de Advertencia de Consumo de Drogas (DAWN).

Entre los profesionales m�dicos se abusa con frecuencia del narc�tico legal fentanyl, que es 10 veces m�s poderoso que la hero�na. La muerte de un joven estudiante de medicina en Nueva York en noviembre de 1995 debida una sobredosis atrajo la atenci�n de la naci�n al problema generalmente oculto de la adicci�n a las drogas entre los m�dicos, enfermeros y otros proveedores de atenci�n m�dica. La muerte de 17 personas en el �rea de Nueva York en 1990 se atribuy� a la venta de fentanyl en las calles como si fuese hero�na.

EL CONSUMO DE DROGAS, ALCOHOL Y TABACO POR LOS ADOLESCENTES

El consumo de drogas est� aumentando dram�ticamente entre los j�venes de la naci�n tras una d�cada de declinaci�n. Entre 1993 y 1994, el consumo de marihuana entre los j�venes de 12 a 17 a�os aument� el 50 por ciento. Uno de cada cinco estudiantes de �ltimo a�o de la escuela secundaria fuman marihuana todos los d�as. La encuesta "Monitoring the Future" (Vigilando el Futuro), que examina anualmente el consumo de drogas por estudiantes, informa que las actitudes negativas hacia las drogas han declinado por cuarto a�o consecutivo. Menos j�venes ven un gran peligro en el consumo de drogas.

Las drogas farmac�uticas que alteran el estado de �nimo est�n adquiriendo nueva popularidad entre los j�venes. Ritalin, que se recetaba como una p�ldora diet�tica en la d�cada de 1970 y ahora se usa para tratar a ni�os hiperactivos, se ha convertido en una droga recreativa en las universidades. El ritalin es un estimulante del sistema nervioso central que puede causar derrame cerebral, hipertensi�n y convulsiones. El Rohypnol, producido en Europa como un tranquilizante legal, reduce las inhibiciones y suprime la memoria a corto plazo, lo cual ha conducido a la violaci�n de algunas mujeres por los hombres con quienes estaban saliendo. Al ingerirse con alcohol, sus efectos aumentan en gran escala. El cantante de m�sica "rock" Kurt Cobain se desmay� por una sobredosis de Rohypnol y champa�a un mes antes de suicidarse en 1994. En Florida y Texas, los adolescentes consumen el Rohypnol, conocido como "roofies" y "rope", por considerarlo un sustituto m�s barato que la marihuana y el LSD.

Un n�mero creciente de ni�os inhalan goma de pegar, aerosoles, l�quido de encendedores y disolventes de pinturas para conseguir una intoxicaci�n r�pida pero potencialmente mort�fera.

Estos solventes y gases sumamente vol�tiles pueden causar da�o al cerebro, par�lisis e incluso la muerte. Tanto los adultos como los ni�os por lo general no tienen conocimiento de los riesgos terribles planteados por estos inhalantes; muchos padres no saben cuantos de estos productos del hogar pueden usarse de mala manera. En 1995 uno de cada cinco ni�os de 13 a�os dijeron haber consumido inhalantes, un aumento del 30 por ciento desde 1991.

Los inhalantes matan hasta 1.000 personas cada a�o, la mayor�a de ellos a�n adolescentes.

El consumo de alcohol y tabaco est� aumentando entre los adolescentes, particularmente los m�s j�venes. Cada a�o m�s de un mill�n de adolescentes comienzan a fumar regularmente, a�n cuando no pueden comprar cigarrillos legalmente. Al llegar al grado 12, uno de cada tres estudiantes fuman. En 1994 uno de cada cinco j�venes de 14 a�os inform� que fumaba con regularidad, un aumento del 33 por ciento desde 1991. El consumo de bebidas alcoh�licas entre los ni�os de 14 a�os aument� el 50 por ciento entre 1992 y 1994, y todos los adolescentes informaron de aumentos sustanciales en el consumo excesivo de bebidas alcoh�licas. En 1995, uno de cada cinco estudiantes de d�cimo grado inform� haberse embriagado durante los 30 d�as previos. Las dos terceras partes de estudiantes del �ltimo a�o de escuela secundaria dicen que conocen a un compa�ero que tiene un problema de bebida.

PREVENCI�N DEL CONSUMO DE DROGAS

Amplios estudios han documentado que los programas de prevenci�n del consumo de drogas dan resultados. El programa para estudiantes en su primer a�o de escuela secundaria "Life Skills Training" (Adiestramiento en destrezas de la vida) puede reducir a la mitad el consumo nuevo de tabaco y marihuana y en una tercera parte el de bebidas alcoh�licas. Con sesiones de aumento de la confianza en los grados 9 y 10, estos resultados se mantienen a trav�s de la escuela secundaria.

Los programas eficaces de prevenci�n no son caros, en comparaci�n con los costos de la construcci�n de prisiones, equipo de interceptaci�n de alta tecnolog�a y la atenci�n m�dica de enfermedades relacionadas con el tabaco, el alcohol y las drogas ilegales. El programa Life Skills Training, por ejemplo, cuesta alrededor de 7 d�lares por alumno por a�o, lo que incluye los materiales did�cticos y el adiestramiento de maestros.

Los esfuerzos de prevenci�n exitosos llegan m�s all� del aula e incluyen el mundo m�s amplio que da forma a las actitudes hacia las drogas: las familias, barrios, empresas y medios de comunicaci�n social. El Consejo Carnegie sobre Desarrollo de Adolescentes, que recientemente complet� un estudio importante sobre ni�os de 10 a 14 a�os, lleg� a la conclusi�n de que hace falta un m�todo general durante estos a�os cr�ticos en los cuales comienzan el consumo de drogas y otros problemas de comportamiento. Los "factores protectores" esenciales que ayudan a los ni�os a avanzar con �xito a trav�s de la adolescencia incluyen logros educativos, destrezas sociales, lazos fuertes con los miembros de la familia, los maestros y otros adultos, as� como reglas de conducta claras.

La desaprobaci�n de los padres del consumo de sustancias qu�micas es tambi�n un factor protector importante. La encuesta PRIDE de 1995 determin� que la participaci�n de los padres puede disuadir significativamente del consumo de drogas, incluso entre adolescentes de mayor edad. Las opciones positivas que crean optimismo sobre el futuro tambi�n reducen la vulnerabilidad de los ni�os hacia las drogas. El Consejo Carnegie recomend� la creaci�n de escuelas intermedias lo suficientemente peque�as para responder a las necesidades de desarrollo de los ni�os; lugares de trabajo "amistosos hacia las familias" que alienten una mayor participaci�n de los padres; educaci�n sobre la salud y la manera de tomar decisiones; y fuerte apoyo de la comunidad como medidas para ayudar a criar adolescentes adaptables y productivos.

Las influencias sobre las decisiones de un ni�o acerca de fumar, beber y consumir drogas ilegales son complejas e incluyen ansiedad, tensi�n, los valores de sus compa�eros y el deseo de ser aceptado socialmente. La publicidad es una influencia particularmente poderosa. Un estudio realizado en California mostr� que la publicidad de los cigarrillos influye probablemente dos veces m�s que la presi�n de los compa�eros para que los ni�os fumen.

En 1993, la industria del tabaco gast� 6.000 millones de d�lares en publicidad y promoci�n. La prevenci�n de que los ni�os adquieran el h�bito de fumar es de cr�tica importancia: el 90 por ciento de todos los fumadores adultos comenzaron a fumar antes de los 19 a�os.

PROGRAMAS QUE DAN RESULTADOS

Ayuda a los ni�os en peligro. El proyecto "HighRoad" une a los padres, escuelas, organizaciones comunitarias, autoridades de vivienda, polic�a local y organizaciones religiosas en la creaci�n de programas generales de prevenci�n del consumo de sustancias qu�micas en tres escuelas de barrios pobres y complejos de vivienda p�blica relacionados de Nuev York: en el sur del Bronx, en la parte baja del este de Manhattan, y en la secci�n Astoria del barrio de Queens. El proyecto HighRoad proporciona apoyo continuo --sesiones de grupos familiares, cl�nicas de salud en la escuela, programas lecciones particulares, programas de enriquecimiento escolar para despu�s de las clases y durante los fines de semana, adiestramiento en liderazgo juvenil, e intervenci�n de crisis-- a casi 2.500 j�venes en su mayor�a negros e hispanos.

En una escuela, entre 1993 y 1995, el consumo de drogas entre los estudiantes de octavo grado declin� el 25 por ciento, mientras que a nivel nacional el consumo de drogas entre los estudiantes del mismo grado aument�. El fumar declin� a la mitad; y el beber alcohol en exceso declin� en todos los grados.

Puentes hacia el futuro. El programa "Summerbridge" comenz� en San Francisco en 1978 y se extendido recientemente a 30 ciudades de Estados Unidos y Hong Kong. Sirve cada a�o a m�s de 2.000 estudiantes reclutados en las escuelas de los barrios pobres de las ciudades. El programa proporciona sesiones gratuitas veraniegas intensas despu�s de los grados sexto y s�ptimo, as� como lecciones particulares, asesoramiento y participaci�n familiar durante todo el a�o y durante toda la escuela secundaria. Estudiantes destacados de escuela secundaria y de la universidad, muchos de los cuales asistieron previamente a Summerbridge, ense�an cursos acad�micos rigurosos, deportes, excursiones de estudio y clases de arte, teatro y fotograf�a. El 84 por ciento de los graduados de Summerbridge pasaron a escuelas preparatorias para la universidad y el 64 por ciento de sus maestros de verano han continuado en la profesi�n docente. M�s de la mitad de los maestros de Summerbridge provienen de minor�as �tnicas, en comparaci�n con el 10 por ciento en toda la naci�n. Summerbridge cuesta 1.330 d�lares anuales por estudiante.

Opciones para la juventud de Portland. "La vida tiene opciones" es el lema de Self Enhancement, Inc. (SEI), un programa de Portland, Oreg�n, que desde 1981 ha brindado servicios a m�s de 12.000 estudiantes de escuelas de barrios pobres. SEI ofrece instrucci�n en el aula, actividades extracurriculares, enriquecimiento cultural, asesoramiento sobre carreras y programas especiales de verano a 450 ni�os de alto riesgo cada a�o. El personal asalariado de SEI trabaja con los participantes en sus escuelas, y les ofrece lecciones particulares, los alienta y maneja crisis. Proporcionan supervisi�n y gu�a con las tareas escolares despu�s de las horas de clase, y trabajan tambi�n con las familias y les ayudan a los padres a conseguir asesoramiento o encontrar empleo cuando hace falta.

Un estudio realizado en 1994 determin� que la asistencia a la escuela mejor� y disminuyeron dram�ticamente las acciones disciplinarias entre los participantes. Los estudiantes de la escuela primaria mejoraron las notas en 47 por ciento, y los de la escuela intermedia en 70 por ciento. El SEI cuesta 1.800 d�lares anuales por ni�o. Los residentes de Oreg�n pagan 21.375 d�lares por a�o en impuestos para mantener en prisi�n a un delincuente juvenil.

Lucha de voluntarios contra las drogas. Desde 1990, el Colegio de Abogados de Estados Unidos (ABA) ha encontrado maneras de hacer participar a abogados, jueces y asociaciones locales de abogados en acciones contra las drogas en todo el pa�s. Los abogados, con sus v�nculos estrechos con muchos segmentos de la comunidad --empresas, profesionales y gobierno-- se encuentran en una posici�n �nica para conseguir apoyo nacional y local para combatir las drogas. Los programas de voluntarios involucran a los abogados en la ense�anza de los derechos legales y las responsabilidades a los infractores por primera vez y a sus familias; el trabajo como mentores de j�venes arrestados por consumo de drogas o por delitos relacionados con las drogas, y la ayuda a las comunidades a combatir los mercados de drogas callejeros. Mediante la participaci�n activa de jueces y abogados, la Comisi�n Permanente sobre Consumo de Sustancias Qu�micas de ABA tambi�n ha conducido a la reforma del sistema judicial, incluso el desarrollo de tribunales locales para delitos relacionados con las drogas.

Las comunidades expulsan a los vendedores de drogas callejeros. Los ciudadanos de Baltimore, Maryland, mediante firmes asociaciones con la polic�a, organismos del gobierno y empresas e instituciones sin fines de lucro, est�n desmantelando el comercio de drogas cuadra por cuadra. El Programa General de Comunidades de Baltimore est� dirigido a recuperar los espacios p�blicos de los vendedores de drogas y reemplazar los mercados de drogas con actividades juveniles. Baltimore recibi� una donaci�n de 1,9 millones de d�lares de la Oficina de Ayuda Judicial para combinar la vigilancia comunitaria, alternativas al encarcelamiento, tribunales de drogas e iniciativas contra las pandillas callejeras, como parte de un programa piloto nacional para crear estrategias coordinadas contra las drogas.

La comunidad Boyd Booth en el sector occidental de Baltimore es nuevamente un barrio donde se puede vivir. Los ciudadanos cubrieron con planchas de madera las puertas y ventanas de las casas abandonadas, levantaron verjas en los callejones adonde iban los vendedores de drogas e impidieron el alquiler de apartamentos a traficantes de drogas de afuera del estado. La limpieza de la basura, el reemplazo de las luces callejeras, la eliminaci�n de los tel�fonos p�blicos de las rutas de las drogas y la planificaci�n de eventos sociales comunitarios en las esquinas han reducido dr�sticamente la venta abierta de drogas en esquinas.

Desde que el programa comenz� en 1993, los delitos violentos en Boyd Booth han disminuido 52 por ciento y la tasa general de delincuencia 40 por ciento. Al mismo tiempo, la delincuencia en el barrio consume menos recursos policiales, y las llamadas a la polic�a disminuyeron a una quinta parte de la cantidad registrada en 1993.

 

 

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