Desde hace semanas hay una guerra declarada entre bandas y mafiosos que est� llenando de sangre las calles de la ciudad capital, sin que las autoridades hagan mayor esfuerzo por frenarla.
El �ltimo caso se registr� antenoche en las afueras del Figali Center tras el concierto de Marc Anthony. Frente a centenares de personas que sal�an del evento art�stico, un hombre fue acribillado a tiros.
Por tratarse de un evento que congreg� a cerca de 10 mil personas era de imaginarse que deb�a existir alg�n grado de vigilancia, pero esto no le import� a los sicarios.
Unos d�as antes, una mujer fue asesinada en su apartamento al confundirla con la expareja de un convicto.
Todos esos hechos tiran por tierra las promesas de m�s seguridad integral del gobierno. Lo de la guerra de bandas es un hecho harto conocido. Las p�ginas de los peri�dicos y los noticieros de radio y televisi�n la reportan cada d�a y las autoridades parecen ser las �nicas que no se enteran o no quieren entrometerse.
Lo malo de todo es que en cualquier momento esa violencia se puede desbordar y alcanzar a personas inocentes que no tienen nada que ver con la pugna existente entre los delincuentes.
Las autoridades deben cumplir su labor y poner orden para evitar que el ba�o de sangre siga en las calles de la capital porque, de lo contrario, ya nadie se atrever�a a asomarse a la ventana de su casa por temor a ser alcanzado por una de esas balas que disparan entre bandas.
La sociedad, con justa raz�n, exige m�s vigilancia, pero nadie escucha el clamor de la ciudadan�a que percibe un futuro negro si las autoridades no toman los correctivos a tiempo en cada esquina del pa�s, sean lugares ocupados por personas de escasos recursos o de mayor poder adquisitivo.