George Trepal tenía un don natural para todo lo científico. Estaba particularmente interesado en computación y química. George era brillante, no había duda de ello. Se graduó en la University of Souther California con un diploma de Licenciado en Ciencias, con química como asignatura principal.
En una reunión de Mensa (una organización donde el cociente intelectual de sus miembros comprende al 2% superior de la población), George conoció a Diane Carr. Diane tampoco era superficial. Era médica y había ganado otros tres diplomas, una Licenciatura en Ciencias, una Maestría en Ciencias y una Maestría en Clínica Patológica.
La pareja se casó y se estableció en la diminuta ciudad de Alturas en Florida Central. Su estilo de vida era extraño, ya que George pasaba la mayoría de su tiempo frente a su computadora. Diane, el sostén de la familia, pronto estableció una lucrativa práctica médica. Su hogar estaba en una zona aislada rodeada por bosquecillos de naranjos.
UN VECINO
Los Trepal tenían sólo un vecino, la familia compuesta por Peggy y Pye Carr (ningún parentesco con Diane). Peggy, de cuarenta años, trajo tres hijos adolescentes de uniones previas a su matrimonio con Pye. Cissy, Allen y Duane se llevaban bien con los dos hijos de Pye, Tammy y Travis. Cissy era la madre de Kacy, de dos años.
Peggy se levantaba cada mañana a las 6:00 para su trabajo de camarera en el Nicholas Family Restaurant en el cercano Barlow. Todos gustaban de Peggy Carr. Pye era un minero bien considerado por colegas y amigos.
Los Carr y los Trepal eran tan diametralmente opuestos como dos familias podían ser. George y Diane, quienes socializaban principalmente con otros miembros de Mensa, consideraban a los Carr, despreciativamente, como blancos pobres sureños. Raramente hablaban más que unas pocas palabras con ellos. Ninguna de las dos familias había estado en casa de la otra.
El 23 de octubre de 1988, Peggy tuvo que arrastrarse al trabajo. Simplemente no se sentía bien. Al final de su turno en el restaurante, retornó a su casa y, poco característico en ella, se recostó en un sofá. Pye estaba preocupado. Peggy se ponía más pálida. Tenía dificultad para abrir los ojos y se quejaba de dedos fríos.
Cissy pensaba que su madre debía ser llevada al hospital, pero Pye no estuvo de acuerdo. Esa noche, cerca de la medianoche, Pye cambió de opinión. El y Cissy llevaron rápidamente a Peggy al Barlow Memorial Hospital. Los médicos no pudieron dar con un diagnóstico. Peggy no mejoraba. Ahora se quejaba de sentirse como si estuviera ardiendo.
Tan repentinamente como Peggy había caído enferma, mejoró y fue enviada a casa. Para celebrar, la familia comió pollo frito traído por la hermana de Pye, Carolyn Dixon. Desde que había todavía sospechas de un virus de la gripe había sido el origen del malestar de Peggy, se sugirió que tomara mucho líquido. El pollo fue ayudado a bajar con Coca Cola, que Carolyn encontró en una caja de cartón con ocho botellas de medio litro. Peggy bebió la Coca, al igual que su hijo Duane y el hijo de Pye, Travis.
A la mañana siguiente, Peggy se sintió nuevamente enferma. Así también Duane y Travis. Extrañamente, se quejaba de los mismos síntomas que Peggy había sentido antes. Peggy fue llevada al hospital en ambulancia. Los médicos ahora pensaron que de algún modo Peggy había tenido contacto con veneno.
Inicialmente sospecharon de plomo, mercurio o arsénico, pero cuando notaron que el cabello de Peggy se caía en grandes mechones llegaron a la conclusión de que estaba siendo envenenada con talio. Incoloro, sin sabor y sin olor, el talio es mortal. Está declarado fuera de la ley para la mayoría de los usos, pero continúa siendo usado bajo severas restricciones en el campo médico y fotográfico. Peggy dio resultados positivos del veneno mortal, así como Duane y Travis en su menor cantidad.
El estado de Peggy no mejoró. No podía abrir los ojos o respirar sin asistencia mecánica. Estaba perdiendo todo control muscular. Su hija Cissy creía que Pye estaba envenenando a su madre. Recordó que él había sido reacio a llevar a su madre al hospital. Además, Peggy y Pye habían tenido una seria discusión recientemente.
Se llamó a la policía para resolver el intento de asesinato. Mientras tanto Duane y Travis fueron internados en el hospital. Lentamente se estaban transformando de activos y fornidos adolescentes en pálidas imitaciones de lo que habían sido. Ambos le dijeron a la Policía que sentían sus cuerpos como si estuvieran en llamas, pero no pudieron derramar ninguna luz sobre quién podría querer envenenarlos.
Los detectives se enteraron que cuatro meses antes de los envenenamientos, los Carr habían recibido una carta amenazadora por correo. Decía, "Usted y su mal llamada familia, tienen dos semanas para mudarse de Florida para siempre, de otro modo todos morirán. Esto no es una broma".
Mientras todos los que conocían a los Carr estaban siendo interrogados, Peggy cayó en coma. Pye quedó bajo serias sospechas hasta que los análisis indicaron que él también había ingerido talio, pero en mucho menor grado que su esposa y los dos muchachos.
La Policía analizó más de 450 artículos tomados de la casa de los Carr antes de tener éxito en encontrar la fuente del talio. El veneno fue descubierto en los restos de las cinco botellas de Coca Cola que ya habían sido consumidas. Tres, todavía llenas, también contenían talio. Las tapas no mostraban evidencia de manipulaciones. Las botellas habían sido abiertas, rociadas con talio y las tapas reemplazadas expertamente y con gran cuidado. El 3 de marzo de 1989, el sistema de apoyo a la vida de Peggy Carr fue desconectado y murió. A su tiempo, Duane y Travis se recobraron de los efectos del veneno.
A causa de sus antecedentes científicos, el vecino George Trepal cayó bajo sospecha. Siendo el único vecino, George podría haber tenido la oportunidad de envenenar la Coca. ¿Pero por qué haría semejante cosa? Los detectives creían que sabían la respuesta, aunque pensaban que era un extraño motivo para un asesinato.
George Trepal fue arrestado y acusado del asesinato de Peggy Carr, así como de seis cargos de asesinato, siete cargos por envenenar alimentos con la intención de matar y un cargo por manipular un producto de consumo. Fue encontrado culpable de todos los 15 cargos. El 6 de marzo de 1991, George Trepal, fue sentenciado a muerte. En este momento está residiendo en el Pabellón de los Condenados. |