Sábado 26 de sept. de 1998

 








 

 

FAMILIA
Narcóticos

James A. Inciardi

El descubrimiento tanto de la codeína cuanto de la diacetilmorfina había sido el resultado de una búsqueda duradera de sustitutos más eficaces de la morfina. Este interés surgía no sólo de las calidades analgésicas de las drogas opiáceas sino también de sus efectos sedantes en el sistema respiratorio. El trabajo de Wright, sin embargo, en gran medida pasó sin que se conociera. Unos 24 años más tarde, no obstante, en 1898, el farmacólogo Heinrich Dreser informó una serie de experimentos que había llevado adelante con diacetilmorfina, señalando que la droga era altamente efectiva en el tratamiento de la tos, los dolores de pecho y las incomodidades asociadas con la neumonía y la tuberculosis. El comentario de Dreser adquirió inmediata notoriedad, pues se había producido en una época en la cual los antibióticos todavía eran desconocidos, y la neumonía y la tuberculosis estaban entre las causas principales de muerte. Afirmaba que la diacetilmorfina tenía un efecto sedante más fuerte en la respiración que la morfina o la codeína, que el alivio terapéutico llegaba rápidamente y que la probabilidad de una sobredosis fatal era casi nula. En respuesta a tales informes favorables, empezaron a comercializar la diacetilmorfina, bajo el nombre comercial de heroína, llamada así por la palabra alemana heroisch, heroico y poderoso.

EL NEGOCIO DE "MERCA"

Muchos individuos han llegado a la conclusión de que vender "merca" es un negocio muy provechoso. Estos individuos han enviado a sus agentes a mezclarse con las bandas que frecuentan las esquinas de nuestras ciudades, instruyéndolos para que tomen drogas. También se han empleado porteros, patrones de bares y taxistas para ayudar a vender el hábito. El plan ha funcionado tan bien que difícilmente exista un salón de billares en Nueva York que pueda no ser llamado un lugar de reunión para los demonios de la droga. Se ha puesto la droga en caramelos y se los ha vendido a los chicos de colegio. Los individuos que conspiran, al estar familiarizados con la acción de formación del hábito de las drogas, creen que el creciente número de "demonios" creará una mayor demanda de la droga y de esta forma construirán un negocio provechoso.

Para fines de la década, otros observadores advertían que, si bien el adicto medicaamente inducido todavía era prominente, una nueva población acababa de emerger. Era una población del submundo, principalmente compuesta por consumidores de heroína y cocaína que habían empezado el consumo de drogas comoo consecuencia y asociaciones con otros delincuentes. Así, parecería que la emergencia del delincuente adicto no era simplemente consecuencia de un proceso de criminalización causa/efecto, la definición de la Ley Harrison del consumo de narcóticos como un delito. Más bien, probablemente, era el resultado de los efectos de la legislación combinada con la emergencia de una nueva categoría de consumidores que ya estaban dentro del submundo.

 

 

 

 


 

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