De nada le valió una semana de práctica. El Yankee Stadium intimidó al mandatario Martín Torrijos. El hombre pisó el montículo, apretó los labios y lanzó una palomita que no llegó al "home".
Mariano Rivera me puso nervioso, fue la excusa. El cerrador de los Yankees, que sirvió de receptor a Torrijos, tuvo que hacer un gran esfuerzo para que no se le escapara el lanzamiento submarino de Torrijos.