En la naturaleza un elemento natural dice presente, determinando la vida sobre el planeta, el agua. Lo encontramos en abundancia formando los océanos, lagunas, ríos y quebradas, aunque la veamos por todas partes, siendo lógicamente muy común, los científicos dan el timbrazo temerario, asegurando que puede llegara! el día en que se agote el recurso, causando una catástrofe de consecuencias imprevisibles.
Además., este líquido transparente que en el pasado la gente aprovechaba de los proveedores superficiales o de los molinos movidos por el viento, también de los pozos artesianos gobernados por las bombas aspirantes, en nuestros momentos implica revelación amenazante, porque el mismo hombre se ha propuesto contaminarla.
No son buenas noticias obtenidas de las fuentes virtuales, la gota de agua del caudaloso río pasada por el escudriñador y fino lente del Microscopio o bien de la lupa binocular, reflejan la existencia de millones de seres diminutos que se mueven afanosamente de un lugar para otro, posando sencillamente en su propio habitat.
Tenemos suficientes pruebas que nos afirman que el hombre es el más virulento depredador posesionado en la haz terrenal, pero frente a la incapacidad visual de su cristalino de poder detectar éstos mortíferos asesinos, cae vencido irremediablemente en el infinito mundo de las enfermedades, quedando baldado algunas veces para siempre.
Es tarea del gobierno responsable la entrega de dicho recurso en las inmejorables condiciones a su pueblo, potable por normativa cumpliendo con sus Propiedades inseparables, incolora, inodora e insípida. Este prodigioso complemento natural de nuestro régimen alimentario, conduce las sustancias nutritivas al núcleo celular generando vida y a la vez recoge los inservibles deshechos encontrados a su paso volcándolos a las distintas ventanas de exhalación en cumplimiento de los procesos mecánicos y biológicos.