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Desde hace un tiempo ha dejado de ser novedoso que empresas comerciales lo llamen a su casa u oficina, para ofrecer una diversidad de productos o de oportunidades turísticas, haciendo que el asombro nos agobie por ignorar cómo supieron los números telefónicos.
La comercialización de nuestros antecedentes ocupacionales y comerciales, procesados para elaborar determinados perfiles, puede constituirse en una invasión de la intimidad personal. Situación que exige que las autoridades del Ministerio de Comercio e Industrias, controle mejor el manejo de dicha situación, dictando normas claras sobre el procesamiento y el almacenamiento de los datos.
Pero, la preocupación se agudiza cuando el gobierno de los Estados Unidos, reveló la adquisición del acceso a bancos de datos sobre cientos de millones de personas de 10 países latinoamericanos, con el fin de permitir que una importante cantidad de agencias federales, obtuviesen información vinculada con el interés específico de cada una de ellas.
Se trataría de la empresa Choice Point, que vendió información sobre ciudadanos de México, Nicaragua, Honduras, Costa Rica, Guatemala, El Salvador, Colombia, Venezuela, Brasil y Argentina. Los datos incluyen nombres, fechas de nacimiento, direcciones, números de cédulas, teléfonos y otros.
Según datos extraídos del internet, Choice Point obtuvo las informaciones de subcontratistas y de organismos públicos. No obstante, Nicaragua y Argentina habrían protestado por la supuesta venta de datos personales de ciudadanos al gobierno estadounidense.
No hay duda que la búsqueda de seguridad por los norteamericanos, los llevará a utilizar cualquier instrumento que pueda detectar por ejemplo, a un viajero peligroso, pero, el asunto es hasta que punto se estarían violando las libertades individuales y los derechos humanos de los latinoamericanos. |
