CONSERVACIONISTAS ESTAN PREOCUPADOS
La iguana al borde de la extinción en Panamá

Arnulfo Barroso
Crítica en Línea

L
as iguanas verdes en Panamá huyen despavoridas montaña adentro. Este reptil, a pesar de su grotesca apariencia, es uno de los platos naturales más suculentos del país, al extremo que ha sido bautizado como "la gallina de palo". Su situación es tan caótica que los conservacionistas calculan que han desaparecido en un 40 por ciento del territorio panameño.

Una de las causas de este problema es que los cazadores descubrieron, recientemente, que su cuero es muy resistente y permite la construcción de correas para relojes o cigarreras. El Gobierno detectó que Panamá es utilizado para el contrabando de cueros de iguanas, procedentes de Colombia, y cuya puerta de entrada es Puerto Obaldía, Comarca de San Blas, en la frontera colombo-panameña. Gracias a esto, las autoridades han incautado grandes embarques de cuero de iguana hacia Estados Unidos, Japón y Europa.

No obstante, esta situación prevalece a pesar de que el Estado promulgó el Decreto Ejecutivo número 23 del 30 de enero de 1967 el cual, en su artículo dos, prohíbe la caza de iguanas con fines comerciales y establece una época de veda anual a partir del 1 de diciembre hasta el 1 de mayo del año siguiente.

Un Saurio muy Apreciado en Panamá

Los científicos estiman que la iguana verde es cazada en América desde hace unos 7.000 años. En el cerro Mangote, en un sitio que se cree fue habitado entre los 5.000 y 3.000 años antes de Cristo, hay muchos huesos de iguana que confirman el hábito de su consumo diario. En el arte prehispánico predominan las imágenes de reptiles, entre las que destacan las iguanas. En excavaciones efectuadas a principios de la década de 1970 se descubrieron en la provincia de Coclé, en el centro del país, huesos de iguanas en asentamientos indígenas que datan de entre los años 300 y 1520 antes de Cristo.

Documentos escritos por el español Gaspar de Espinosa entre 1517 y 1519 mencionan a estos saurios entre los animales más preciados por los indígenas. Al extremo de que en el cacicazgo de Parita, en Panamá, los guerreros indígenas sólo podían comer carne de iguana, no se les permitía consumir otro tipo de alimento. Espinosa relata que habitualmente la carne de iguana era llevada a los españoles como una muestra de paz y buena voluntad. Desde tiempos remotos, los indios cunas no permiten que las mujeres y niños coman huevos de iguana, porque éstos son reservados para la vitalidad de los hombres. Cuando un joven cuna llega a su pubertad se le permite comer un huevo solamente, y a medida que pasan los años, va aumentando su dosis. La mujer cuna embarazada recibe una mezcla preparada con ocho corazones de iguanas y el látex de ficus glabrata, por la creencia de que esto le dará fuerza al momento del alumbramiento.

Descendientes de los negros que vinieron a Panamá a principios de siglo para la construcción

del Canal comen muchas iguanas preparadas con bastante condimentos y coco.

Por otro lado, la presencia de estos saurios en los banquetes que acompañan a los actos oficiales y a las ceremonias religiosas como la Semana Santa hablan de su importancia para estas comunidades.

Es frecuente que en las populares fiestas patronales las fondas vendan, en forma furtiva, comidas a base de iguana. Antes del control estatal era muy frecuente observar en los mercados decenas, hasta centenares de iguanas colgadas en hilera y maniataas con los tendones de sus propias patas. Su preferencia en estos lugares sobrepasa en algunas ocasiones al marisco. Pero la precaria situación de la iguana no es únicamente por la cacería indiscriminada, sino también por la destrucción de su hábitad, ya que en las últimas cuatro décadas se ha destruido la mitad de los bosques naturales del país.

Expertos Cazadores

El afán por comercializar este apetecido animal ha llevado a la práctica de métodos de cacería verdaderamente inhumanos, por ejemplo, utilizan manadas de perros que persiguen a los reptiles y que en ocasiones les destrozan el pescuezo.

También las apañan. Este sistema consiste en que una persona sube al árbol en donde está la iguana para asustarla y obligarla a saltar al piso en donde son atrapadas magistralmente antes de tocar el suelo.

En otras ocasiones las derriban a punto a piedras lanzadas con biombos. Hay quienes esperan la llegada de la época de desove para capturarlas escavando sus nidos, con lo que no sólo matan a la iguana adulta, sino también a sus crías. Estos sistemas rudimentarios de cacería son utilizados cuando los cazadores no poseen rifles con miras telescópicas o escopetas.

Los indígenas cunas son herederos de una gran habilidad para cazar iguanas con arcos y flechas a grandes alturas.

Un grupo de cinco cazadores puede capturar en un solo día hasta 50 reptiles utilizando los métodos rudimentarios antes mencionados. Es posible encontrar todavía en Panamá hasta 40 iguanas habitando en una hectárea.

Los científicos han capturado iguanas que presentan cirugías rudimentarias en sus vientres que las han dejado estériles para el resto de sus vidas. Esta situación obedece a que mucha gente captura estos reptiles sólo para extraerle sus huevos, los cuales son secados al sol y consumidos como afrodisíacos.

La tarea no ha sido fácil, puesto que la variación que presentan las granjas con su hábitat natural produce cambios en el metabolismo de las iguanas que les impide reproducirse o las obliga a poner huevos estériles.

Sin embargo, con el transcurso del tiempo la cosa fue mejorando. En 1984, primer año de vigencia de las granjas, nacieron 700 iguanas en cautiverio; en 1985 fueron 1.700; en 1986 sumaron 2.000 y desde entonces a la fecha la cantidad sobrepasa las 4.000 anuales.

Pero estas cifras no parecen tan halagadoras cuando se conoce que la mitad de los huevos resultaron infértiles y que el 5 por ciento de las iguanas bebésno sobrevivieron al primer año de vida, a pesar de estar a salvo de sus depredadores naturales.

Estos reptiles son animales sedentarios que se alimentan principalmente de hojas, flores y frutos. Su época de apareamiento y copulación se efectúa una sola vez al año en diciembre. Y alcanzan la edad adulta en dos o tres años.

Las iguanas en libertad pueden poner racimos de hasta 40 huenos en ponederos comunales en los cuales una gran cantidad de hembras dejan sus huevos en el mismo lugar, por lo general conocido por sus depredadores.

 

 

 

 



 

Estos saurios parecen haber sobrevivido con su misma apariencia desde los tiempos de la prehistoria pero ahora enfrentan el peligro de desaparecer. Un grupo de personas particulares está empeñado en exterminarlos y otros como los conservacionistas gasta cientos de miles de dólares para salvarlos.

 

PORTADA | NACIONALES | OPINION | PROVINCIAS | DEPORTES | LATINOAMERICA | COMUNIDAD | REPORTAJES | VARIEDADES | CRONICA ROJA | EDICIONES ANTERIORES



   Copyright 1996-1998, Derechos Reservados EPASA, Editora Panamá América, S.A.