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Audaz chofer salva la vida a 25 ni�os en Ponce
Agencias
Internacionales
Rafael Gonz�lez Rojas evit� una tragedia ayer, cuando us� su guagua escolar de escudo para impedir que otra guagua, que ven�a con 25 ni�os, cuesta abajo y sin frenos, cayese por un profundo risco en una carretera rural de esta ciudad. La doble colisi�n que detuvo la guagua sin frenos provoc� que una ni�a se cortase levemente los labios. Adem�s, la carrocer�a, los bonetes y parachoques frontales de las guaguas se abollaron, se rompieron dos focos y los radiadores y trenes delanteros se averiaron. Qu� hubiese pasado si Gonz�lez Rojas no hubiese estado ah�? Y si no hubiese actuado con la determinaci�n que caracteriz� su acci�n? Eso forma parte, por fortuna, del terreno de la especulaci�n. "Eso es lata. Malo es si se hubiese muerto uno de esos ni�os. �Eso s� que no tiene arreglo!", coment� Gonz�lez Rojas, de 69 a�os. En sus 32 a�os de transportista escolar, Gonz�lez Rojas nunca hab�a tenido una experiencia como la de la ma�ana de ayer. A las 6:45 de la ma�ana sub�a hacia el barrio Tibes para recoger a unos ni�os. Su guagua a�n estaba vac�a. "Esa carretera es demasiado angosta y peligrosa", reflexion� horas despu�s, al hablar en su casa en la urbanizaci�n Glenview, en Ponce, sobre el incidente. Lo primero que not� fue que la guagua bajaba a exceso de velocidad. Gonz�lez Rojas conoce hace a�os al chofer de esa guagua, Jos� I. Rodr�guez Barriera, de 62 a�os. Sab�a que a conciencia Rodr�guez Barriera no iba a bajar a exceso de velocidad una cuesta de unos dos kil�metros de longitud que termina en curva y con un precipicio a unos cien metros a su izquierda. Adem�s, observ� que Rodr�guez Barriera guiaba como r�gido o entumecido. "Estaba trinco pegado al gu�a", cont�, mientras agarraba un gu�a de autob�s imaginario e imitaba la pose en la que vio a Rodr�guez Barriera. "Yo me dije 'hum, aqu� pasa algo'", a�adi�. Esa reflexi�n o an�lisis de la situaci�n parecer�a que fue extensa. En realidad, dur� fracciones de segundos. "No pod�a pensar mucho lo que iba a hacer", dijo Gonz�lez Rojas. Lo que hizo fue que detuvo su guagua en medio de la carretera, puso el cambio m�s fuerte, pis� los frenos lo m�s que pudo y esper�. No tuvo que esperar mucho. La primera embestida empuj� su guagua a unos nueve o diez pies de distancia, seg�n estim�. La guagua de Rodr�guez Barriera hizo el amague de detenerse, pero continu� su marcha sin control. Enseguida vino el segundo choque. Ese la pudo detener. A pocos pies de donde quedaron las guaguas hab�a un barranco cuya profundidad Gonz�lez Rojas estim� en m�s de 1,000 pies. "�Muchacho, si se caen por ah� se hacen cantos!", dijo. Tras recuperarse de la sorpresa, Rodr�guez Barriera confirm� a Gonz�lez Rojas sus sospechas: en efecto, hab�a perdido los frenos. "Estaba m�s blanco que esa pared", record� el veterano chofer. Cuando habl� con El Nuevo D�a, Gonz�lez Rojas a�n recordaba las caritas de los ni�os, alumnos de la escuela elemental Julio Collazo Silva. "�Bendito! Estaban demasiado tristes y llorando", cont�. "Uno de ellos dijo que no se iba a montar m�s en una guagua", agreg�. Adem�s del susto, a una ni�a el doble choque la dej� con los labios levemente partidos. La Oficina de Prensa de la Polic�a en Ponce indic� que la mam� de la ni�a decidi� que la lesi�n no requer�a asistencia m�dica inmediata. Ahora la principal preocupaci�n de Gonz�lez Rojas es reparar su guagua, con la que se gana la vida. "El motor se ech� para atr�s, se rompi� el radiador y a lo mejor se parti� el chasis", dijo. Sin embargo, y quiz�s para reafirmarse en que valieron la pena los da�os a su guagua, insisti�: "Eso es lata".
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