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ESTIMADO DR. HILLER: ESTIMADO LECTOR: En efecto, es posible "engancharse" a los descongestionantes nasales. A pesar de que estos productos son seguros si se aplican durante breves períodos de tiempo, el uso excesivo puede aumentar de "rebote" la congestión cada vez que los efectos del medicamento desaparecen. Las personas que desarrollan este problema - una enfermedad conocida como rinitis medicamentosa - dependen de los descongestionantes para mantener abiertas las fosas nasales incluso tras haber superado los problemas de congestión que originaron el uso del descongestionante.
Las gotas y aerosoles descongestionantes nasales contienen unas sustancias químicas llamadas vasoconstrictores que, cuando se aplican directamente sobre los tejidos nasales, constriñen los pequeños vasos sanguíneos de la nariz y abren los conductos nasales. Uno de los componentes químicos más comunes de esos fármacos es la oximetazolina. Los vasoconstrictores son muy eficaces a la hora de proporcionar una rápida mejoría - normalmente a las 12 horas - de la congestión nasal y por lo general son seguros cuando se utilizan directamente. Sin embargo, como señalan sus contraindicaciones, deben ser utilizados sólo por poco tiempo. Hay riesgos de desarrollar rinitis medicamentosa cuando se toman durante más de unos cuantos días cada vez que se tiene congestión. El término rinitis medicamentosa fue acuñado en 1946. Rinitis significa inflamación de la nariz, y medicamentosa significa inducido en la medicación. Este efecto multiplicador de la acción química normalmente sucede a consecuencia de un uso excesivo de los descongestionantes nasales, ya sea en aerosol o en gotas, pero también puede producirse con el uso regular de otros vasoconstrictores administrados a través de la nariz, como por ejemplo la cocaína.
En la rinitis medicamentosa, una vez que los efectos del fármaco vasoconstrictor han desaparecido, los vasos sanguíneos de la nariz vuelven a constreñirse, alterándose su estado normal, y empiezan a dilatarse momentáneamente. Otra consecuencia es el edema, la obstrucción de fluido en el tejido de la nariz. La "congestión de rebote" resultante hace que se necesite más descongestionante nasal y así continúa un ciclo en el cual la misma acción que produce alivio perpetúa el problema que el afectado está intentado corregir. Con el paso del tiempo, los tejidos comienzan a responder menos a los efectos del medicamento, y se necesitará más descongestionante nasal para mantener la mejoría.
Además de los componentes anteriormente descritos, los descongestionantes nasales suelen contener cloruro de benzalconio como conservante. Varias investigaciones de ámbito reducido dirigidas por el doctor Peter Graf, del Instituto Karolinska, en Suecia, sugieren que los efectos de la rinitis medicamentosa quizá de desarrollen más rápidamente y sean más graves cuando la oximetazolina se conserva mediante cloruro de benzalconio que sí se utiliza sola. Graf expuso las conclusiones de dichas investigaciones en un artículo publicado el número de octubre de 1999 de la revista especializada Clinical Therapeutics.
Cuando se padece rinitis medicamentosa, las membranas mucosas de la nariz suelen tener el típico aspecto de estar "en carne viva". Y normalmente hay zonas en ellas donde se producen hemorragias localizadas. Aunque los pacientes con otros tipos de inflamación nasal tienen parecidos síntomas, es a las personas que tienen un historial médico de intensa y prolongada congestión acompañada del uso diario de descongestionantes nasales (o cocaína) durante más de una semana, a las que se les diagnostica rinitis medicamentosa. La existencia de una rinitis medicamentosa no debe hacer que se descarte la posibilidad de que también exista una enfermedad subyacente, como una rinitis alérgica o un problema de sinusitis crónica, que tal vez propicien el uso de un descongestionante nasal como primera medida. Finalmente, esas enfermedades coexistentes deben ser tratadas convenientemente para conseguir lo más pronto posible la cura del paciente.
La solución para la rinitis medicamentosa parece a primera vista muy sencilla - dejar de utilizar los descongestionantes nasales - pero es más fácil decirlo que hacerlo porque dejar de usar descongestionantes abruptamente puede ocasionar una congestión grave. Sabiendo que el uso del descongestionante nasal puede proporcionarles rápidamente cierto grado de alivio a su problema, los pacientes se inclinan por continuar tomando el descongestionante, incluso cuando saben a ciencia cierta que no es bueno para ellos.
Aunque parece oportuno advertir de un posible "síndrome de abstinencia" no es muy recomendable hacerlo. Para muchas personas, el uso de los descongestionantes nasales es una solución realista a sus continuos problemas de congestión nasal y les resulta más práctico. También, algunas personas encuentran más fácil empezar a descongestionar un solo orificio nasal de una vez y no dejar de usar el descongestionante en ambos conductos nasales simultáneamente.
La disminución paulatina de la congestión debe hacerse progresivamente entre las aplicaciones del descongestionante o bien gradualmente diluyendo el descongestionante en alguna solución salina hasta que desaparezcan los vasoconstrictores. Al menos hay un sistema comercializado que sirve de ayuda en este proceso - el Sistema Rhinostat. Incluye un aparato y un método que sirve para abandonar los descongestionantes nasales, diluyendo el descongestionante un 15 por ciento cada día, tomando como referencia la aplicación del día anterior, así hasta completar un período de 30 días.
En los casos difíciles, se suele prescribir esteroides para reducir la inflamación nasal y disminuir la congestión mientras se deja de utilizar paulatinamente el uso del descongestionante. Se encuentran disponibles en forma de aerosol y pastillas. Sin embargo, los esteroides conllevan necesariamente efectos secundarios, por lo que es recomendable por lo general no hacer uso de ellos si es posible. |
