Domingo 2 de agosto de 1998

 








 

 

Mejora producción agrícola en Salamanca


Mauro García Suárez
EPASA

E
l Fenómeno del Niño, que estuvo durante mucho tiemo esparciendo sus efectos nocivos a lo largo y ancho del país, dejó su secuela de daños en algunos de los casos irreversibles, pero en otros, situaciones recuperables, como la del sector del corregimiento de Salamanca, donde la tierra fértil en su pugna con el fenómeno se va autoregenerando para ofrecer con la caricia de la mano del hombre sus frutos.

José Menchaca, director regional del Instituto de Mercadeo Agropecuario (IMA), afirma que nuevos rubros irrumpen con fuerza en los sectores productivos de la transístmica, como lo son Boquerón Arriba, Salamanca, Salamanquita y Sardinilla.

Es importante destacar el aumento de la producción del zapallo, que en el mercado tiene un precio de 10 dólares el saco y al menudeo, 25 centésimos la libra, que se da en cantidades considerables, posiblemente por las condiciones especiales del suelo en la región.

Ventajosamente para los productores, los terrenos adyacentes al lago Madden, reciben luego de secarse parte de éste, los sedimentos, llamados pampones, que crean balsones de tierra, producto de la erosión, que los convierten en muy productivos, sin el requerimiento de abonos. Sin embargo, la satisfacción de una buena cosecha, es producto del trabajo dedicado y constante de 4 a 5 meses, también de impaciente espera.

Muchos, posiblemente desconocen que la provincia de Colón, es la primera productora de gengibre, que tiene gran demanda dentro y fuera del país, pero que inexplicablemente los productores que llevan hasta 40 años en la brega, no han avanzado como grupo y los agroexportadores se quedan a medias con las exigencias del consumo externo, que se maneja con las altas y bajas del mercado internacional.

Orgullosamente, señalan nuestros productores, "es tan buena la semilla del gengibre que se da en Colón, que vienen a buscarla de otras partes". Y así tenemos que de Chiriquí, Veraguas, Panamá y las provincias centrales vienen a comprar esta semilla, quizás para producir el producto, bajo mejores condiciones técnicas.

En otra localidad del corregimiento de Salamanca, conocida como San José, la llegada de las lluvias, han venido a ser una especie de bendición para los productores del ají picante, preferentemente de la variedad llamada habano, que ya se cosecha en cantidades grandes, como un producto que requiere de mucha agua.

Muy pronto, la mayor parte de la sandía que se consume a nivel local, estará proveniendo también de esas regiones. El primer paso hacia esa realidad, lo ha dado el agricultor Inocencio Navas, quien ha sembrado una hectárea de este producto consumidos por los panameños, pero altamente degustado por indostanes, chinos, árabes y antillanos.

Por otra parte, nuevas posibilidades de comercialización del coco, se abren con la firma de un convenio con inversionistas y comerciantes colombianos, que mensualmente recorrerán con embarcaciones de gran capacidad nuestro litoral desde la población de Gobea a Belén, a objeto de comprar toda la fruta a 9 centésimos la unidad, inyectando de economía estas regiones en donde se producen dos millones de cocos, con un peso aproximado de una a dos libras y cuarto de peso.

Complace la actividad incrementada del agro, cuando se reitera que la explosión demográfica de los pueblos requerirá de mayor volumen de producción, de mejores técnicas y apoyo estatal para hacerle frente a la demanda de alimentos del hombre y sus animales.

 

 

 


 

Orgullosamente, señalan nuestros productores, "es tan buena la semilla del gengibre que se da en Colón, que vienen a buscarla de otras partes". Y así tenemos que de Chiriquí, Veraguas, Panamá y las provincias centrales vienen a comprar esta semilla, quizás para producir el producto, bajo mejores condiciones técnicas.

 

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